Truco [Libre]

Ultimamente el pelirojo no solía pasar mucho tiempo en la mansión. Quizás porque se hacía demaciado grande para una sola persona.

A penas el atardecer se hacía presente y el sol se escondía lo necesario él salía en búsqueda de una víctima para saciar su sed. Por supuesto jamás tomaba sus vidas, tan solo un sorbo que se repetía durante la velada. A veces obtenía una buena compañía hasta el amanecer y esperaba tener esta noche la misma suerte.

Cuando las primeras estrellas aparecian en el cielo era el horario habitual para realizar sus trucos de magia. No, no era por entretener a los humanos o por necesitar el dinero que, gentilmente algunos depositaban en su sombrero. Era simplemente una forma de entretenerse a sí mismo y olvidar, aunque fuese por una hora, su eterna preocupación. ¿Su maestro volvería esta noche a casa?

Comenzó con un truco normal, barajando sus cartas favoritas a tal velocidad que parecían moverse por si solas. Una vez hubo una cantidad deseable de espectadores comenzó el espectaculo.

-Por favor, elija una. - Dijo a aquella persona que, desde hace un rato le miraba de una forma... un poco especial...

Un rutinario paseo nocturno se quebró, cuando vi a una multitud de gente en un mismo punto. Normalmente no sucede mucho por los alrededores de la ciudad, es por ello que puedo salir de vez en cuando del bosque y rondar por las calles sin temor que algo se salga de mi control.

La gran cantidad de personas no me permitió notar aquel desagradable aroma, sino hasta que estuve frente a él.
-Tsk...-musité, pues al parecer habia llamado su atención al mantener mi mirada fija en aquel ser. Apreté mi puño enterrando mis uñas en la palma de mi mano para controlar las ganas de lanzarme ensima de ese vampiro.

-No, gracias -intenté decir de manera cordial.

-Vamos... solo es un pequeño e inofensivo truco -sonrió con buen humor- No va a morderle, le aseguro. -Dijo sin darse cuenta en verdad, de el rechazo que el joven mostraba.

Si era sincero no solo su mirada le había llamado la atención, sino también su cabello y su piel. Sí, sin dudas aquel chico no era humano, aunque recién ahora lo notaba. Tampoco llevaba su olor. ¿Era un mestizo? ¿Era un lobo? Bueno, de cualquier forma el pelirojo no descriminaba a nadie, ni personalmente ni en sus espectaculos.

-Por favor, joven señor. -pidió en una reverencia respetuosa.

No...pero seré yo quien te muerda y arranque la mano... Pensé mientras bajaba levemente la mirada. Para enfriar mi cabeza. No era conveniente causar un escandalo con tanta gente al rededor...Sino aquellos hombres me arrastrarian denuevo a ese lugar. Un leve escalofrío recorrió toda mi espalda. Cerré los ojos y lleve una mano hasta la nuca, acaricié levemente mi cuello y cabello antes de levantar la cabeza.

Hm...-Hice una mueca antes de tomar una carta al azar con la misma mano que estaba sutílmente sucia. Reina de Corazones.

-Entonces si me permite.. -dijo aplaudiendo por sobre aquella carta, aun en manos del albino. De inmediato el truco se hizo, la carta se desvaneció y solo quedó la estela de un humo azul, formando con claridad y por un tiempo mantenido la figura de la reina de corazones en las manos del joven.

Le sonrió y mientras el público aplaudía susurró un "gracias" gentil, suave y sincero para el chico, luego con un movimiento gracil recuperó la carta intacta desde el cabello del joven.

-Muy bien! Sigamos entonces mis estimados señores, esto no es mas que un truco para entretenerles y cautivar sus mentes. -volvió a barajar y esta vez lanzó al menos 10 cartas al cielo las que, por alguna razón no cayeron. - Sonrian, aunque perdidos esten en la oscuridad siempre habrá una luz para uds. Les dejo un ultimo presente. -un aplauso bastó para que las 10 cartas se iluminaran, dejando a la vista un magnifico espectaculo de luces flotantes, místicas, hermosas que danzaron por sobre las cabezas de todos.

El truco de magia o ilusión, lo que fuera, me sorprendió. Solté lo que quedaba de la carta casi de inmediato retrocediendo un paso hacia atrás. El tumulto de gente me impidió alejarme más de lo que hubiese querido. Al contrario el paso que dí fue en vano, pues las personas, emocionadas, comenzaron a avanzar hacia la estela de humo.

Con la mirada fija en el pelirrojo seguí sus movimientos. La verdad esque no soy muy amigo de estos trucos, sumado a su naturaleza este hombre no me generaba gran confianza. Más, aquel último acto atrajo mi atención, parecían pequeñas luciérnagas danzando. No pude evitar dejar escapar una pequeña sonrisa.

El pelirojo se percató de la sonrisa del chico que aparentaba ser menor. Esa era la final después de todo de aquel acto. Producir sonrisas y el vampiro se daba por satisfecho con haberla logrado de los labios de aquel muchacho que parecía rechazar todo, al menos, que de él proveniese.

Las luces se esfumaron dejando otra estela de humo, esta vez sin una forma definida.
El publico aplaudía pero para ese entonces el mago ya se había retirado del improvisado escenario que era el medio de la plaza. Siempre terminaba así, de forma anonima sus presentaciones y, por supuesto, cuando se retiraba lo hacía a la velocidad sobrenatural que era capaz, para que el misterio quedara flotando en el aire.

A pesar de haberse retirado no había dejado de prestarle atención al muchacho, el único ser que esta noche había llamado su atención.

Como hombre mitad lobo puedo no tener una vista extremadamente sobre-humana como para ver a la velocidad en que se alejan los vampiros...pero mi olfato lo compenza su aroma es incomfundible. Me bastaron unos milisegundos para hallar la nueva posición del pelirrojo.

Caminé con tranquilidad, alejándome de la multitud boquiabierta por el espectaculo. Cuando ya estuve a una posición prudente me dirigí hacía el vampiro. ¿Con qué fines? No lo sé, lo averiguaría luego.

-Excelente actuación- musité sin hacer gesto alguno.

Aquella forma de hablar del chico sin demaciada emotividad era un poco controversial. ¿Lo decía enserio o era ironía? De cualquier forma Lesther no era bueno interpretando esas cosas, prefería pasar por ingenuo.

-Muchas gracias joven señor. -sonrió sintiendose halagado, después de todo aquella sonrisa había sido sincera y al parecer el espectaculo no había tenido nada mediocre, eso, sin dudas, le gustaba.

No podía negar que se quedó en el sitio con el fin de poder lograr aquello, dejar el publico atras y poder conversar aunque solo fuera un poco mas con aquel chico que, poco a poco y casi por descarte, parecía ser un lobo.

-¿Sería demaciado preguntar su nombre?- Dijo cortés antes de comenzar a caminar. ¿Porque no dar un paseo por la plaza?

Ladié levemente la cabeza tras su pregunta. ¿Mi nombre? De aquello no tenía como tal, sino mas bien el nombre de la ciudad donde nací. Supuse que aquello serviría, ¿no?. Avancé unos cuantos pasos hacia él, antes de responder.

-Beleriand -dije en seco. Si bien, esto de contener mis ganas de lanzarme sobre aquel pelirrojo, no me agradaba debía recordar que aun me encontraba en la ciudad, cosas a mi favor no tenía. Lo mas seguro es que si hacía un alboroto todo terminaría mal para mi.

Posé mi mano derecha sobre un árbol, para luego comenzar a arañarlo con lentitud en forma de liberar, aunque fuese un poco, el estrés del momento.

-Beleriand... -repitió con suavidad, era un nombre interesante, con un cierto aire al medioevo. ¿Conocería a su maestro?
Tenía ganas de preguntar pero si lo pensaba detenidamente, los vampiros y lobos no se conocen entre sí, solo se detestan como si fuera una cosa de su naturaleza, pero bien sabía el pelirojo que no lo era. - Me agrada.-

¿Por que odiar a criaturas tan bellas? ¿Porque crear disputas si en ese mismo momento ambos seres convivian de buena manera en un mismo ambiente, pero claro, el conflicto de decadas antiguas no hacian de esta una sana convivencia.

Lo vió desquitandose con el arbol, mas no hizo comentario alguno. Solo juntó sus cejas en una expresión un poco confundida, un poco resignada, sabía que quel arbol podía ser perfectamente su cuello, pero preferia omitir esas indirectas de su mente.

-Creo que mi nombre no le interesa, verdad? -se rió de si mismo, no era algo que le molestara realmente, después de todo muchas noches tenía acompañantes anonimos.

-Eh...?-Detuve mi mano. Ciertamente me dejaba algo confundido. A estas alturas, por mi obvia repulsión hacia él, el color de mi cabello, el color de mis ojos, el mismo aroma que desprendía, debería haber descubierto mi naturaleza. ¿Mestizo? ¿Mordido? ¿Acaso esa era la razón de su aparente simpatía hacia mí? Un vampiro de sangre no hubiese dudado en mostrar sus dientes, ni yo mis garras. ¿Acaso por eso podía controlarme? Pero...era sumamente extraño. Expelía un fuerte olor a esas criaturas.

-...No te hagas el amable- cerré levemente mis ojos mientras hablaba. La hipocrecía me enfermaba.- Vamos, si quieres intentar sacarme los ojos dilo. -dejé salir una corta risa- Yo también lo deseo.

-Eso es un poco cruel, no cree joven señor? Lo que deseaba era conseguir una de sus sonrisas, pero lo logré con mis trucos, asi que me doy por satisfecho. -dijo acercandose un par de pasos hacia el joven, le sorprendió levemente esa manera directa en que el otro se mostraba, mas no le desagradaba porque de esa forma era mucho mas facil entender.

-Creo que, usted también tiene sus prejuicios. -comentó tras un suspiro- La verdad no soy partidario de su odio ni del que los mios tienen contra su especie. Simplemente porque no lo entiendo y porque quizás, mi maestro, no me educó de esa manera. Es simple si lo piensa detenidamente. -Se explicó a medida que seguía avanzando hacia el albino, pero con pasos lentos y prudentes, hasta que, de un momento a otro desapareció de la vista del menor para aparecer tras de él. Tomandolo por las manos, arrinconandolo por detrás contra el mismo arbol que anteriormente arañaba.

-Claro que, si por arrancarme un ojo puedo tener un poco de su sangre y quizás un beso... Quizás lo reconsideraría, mi señor. -le susurró en la nuca para al instante soltarlo y volver a su lejana posición, a varios metros de distancia del lobo.- A pesar de no comprender su odio, lo respeto. -dijo agregando una sutil reverencia.

No le quité la vista de ensima mientras se acercaba, aun cuando lo hacía de forma sigilosa. Lo sabía, eso cambiaría. En mi forma humana no soy capaz de seguir aquella velocidad por completo. En seguida sentí su presencia trás de mi, intenté girarme. Demasiado lento, ya estaba acorralado contra el mismo árbol que intentaba carlmarme. Sentí la impotencia.

-¡Jah! ¿Llamas prejuicio detestar a seres tan bajos como tú? -Dije volteando de medio lado mi rostro, y viendole de reojo desde la misma posición en la que había quedado. Me alejé del árbol antes de voltearme nuevamente hacia el pelirrojo- Seres como tu me repugnan. -Quizás algo de prejuicio habría en mis palabras y en mis actos, jamás me había acercado a un vampiro. ¿Para qué? Sólo conseguiría un ataque por la espalda cuando menos lo esperara. Sólo para beber un poco de sangre.

-Asi es -dijo pestañando un par de veces, bastante sorprendido ante la agresividad del joven, bastante... "energica".- Exactamente es a eso a lo que llamo un prejuicio joven señor. -dijo de forma sincera, no por burlarse sino por querer darse a entender.

-Quizás, algo haya ocurrido, algo personal quiero decir para que usted odie a vampiros como yo, sin embargo creo que yo no le he hecho nada, ni le he prejuiciado a pesar de que también pueda haber ocurrido algún incidente con licántropos como usted. ¿Como podría juzgarle sin saber nada de usted? Prefiero tener una impresión y comenzar a juzgarle a medida que le conozco. -suspiró pesadamente de nuevo- por supuesto, ese es tan solo mi deseo.

Era una pena no poder tener una velada tranquila junto a un ser tan interesante, por supuesto un lado de él sin dudas quería presionar hasta poder devorarselo, aunque fuera un poco. Pero el otro lado era quien ganaba con su pensamiento, sus principios y su criterio.

Pasó algo, pasaron muchas cosas. ¿Por qué tú serías diferente? -respondí un tanto mas alterado. Me daba algo de rabia que él tuviera, en parte, razón con las cosas que decía. ¿Orgullo? Sí, es lo mas probable, el no quererme sentir acorralado por sus palabras.

-Entonces...si no es pelear lo que deseas, ¿qué quieres? -avancé unos dos pasos hacia él- Porque puedo saber que tienes interés en mi. ¿Interés en qué? No lo sé - A finales me daba curiosidad aquel personaje, era muy diferente a los vampiros con los que me había topado o de quienes había escuchado hablar.

-¿Porque deberia ser igual? -contrargumentó con la misma calma que había demostrado antes, después de todo no quería conflicto.

-¿Que quiero? -pensó un momento, la verdad ni el sabía con certeza lo que esperaba, lo que deseaba de aquel ser.- No lo sé- confesó adoptando una pose de meditación, alzando la mirada hacia el cielo- Umh... simplemente lo encuentro interesante, sí, es eso, solo deseo hablar y compartir la noche con usted. Por supuesto, tengo que admitir que mis instintos también son parte dela curiosidad que me atrae a usted, joven señor, pero no es el instinto de matar, eso se lo puedo asegurar. -Le afirmó con la mirada clavada en las orbes rojas del albino.

-¿Tiene algo mejor que hacer? -susurró con una sonrisa sutil en los labios.

-Tsk...Eres bastante extraño...-Alcé una ceja en son de mi confusión. No era un ser altanero, ni mucho menos se creía un dios. Extraño, diferente y enigmatico. Despertaba cierto interés en mi, sumado a que quizás su presencia me ayudaría a dejar de meterme en tantos problemas asocíados con persecuciones a vampiros, calles ensangrentadas (sangre humana y mía), extremidades repartidas por doquier (vampiras y humanas), graves heridas en mi cuerpo, de las cuales aun conservo cicatrices.

-Nada- Respondí a su pregunta. No le apostaría a como terminaríamos cuando amaneciera, tal vez sería como cada noche, pero me intrigaba. Y, si. No tenía nada mejor que hacer.

Le sonrió de forma sincera. Estaba contento de que el otro hubiese accedido a su petición, incluso le causaba cierta emoción la idea de una noche particular.

-A decir verdad jamás he tenido una oportunidad similar. Por lo general a humano y vampiros les invito a beber. Cosas distintas por supuesto. -rió acercandose un poco más, hasta quedar al frente del muchacho.- ¿hay algún lugar en especial al que desee ir? No se mucho de ustedes, pero creo que pueden comer, al menos más cosas que nosotros ¿no?. Puedo invitarlo a cenar si asi lo desea, si tiene otro lugar al que le gustaría ir no dude en decirmelo por favor. - otra vez le ofreció una sutil reverencia y luego le extendio la mano, presentándose.

- Mi nombre es Lesther, actualemente Lesther Davant... -

-No me siento muy cómodo en los lugares demasiado elegantes...-respondí rascando mi nuca un tanto cohibido por la invitación
- Supongo que una taberna estaría bien...se me hace mas familiar.- La verdad no sabía si el pelirrojo se sentiría muy cómodo con el lugar, pero me sentaban realmente incómodos los lugares con gente que me observaran demasiado. Y pues en estos lugares ya era un cliente frecuente.

-Carne cruda...-Mi comida favorita, en especial cuando era cazada por mi mismo, en esta ocación debería contentarme con su invitación. Asentí luego al oir su nombre.

Vió que el chico no les respondía el saludo con la mano y la retiró rapidamente.

-Lo siento- dijo un tanto avergonzado, después de todo era obvio que no iba a saludarlo así, quizás solo fue un acto reflejo el habersela ofrecido.

-Bien.. entonces vamos. -dijo comenzando a andar con un paso liviano y grácil.

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