Invitación [Libre]

Caminaron tranquilamente hasta llegar a las tabernas. En aquellos lugares el albino se volvió el guía. A pesar de confiar el vampiro iba alerta, no estaba del todo familiarizado con ese tipo de lugares sin embargo tampoco le molestaban.

Entraron al que el lobo eligió. Lesther se quitó el sombrero de copa y se sentó en una mesa en uno de los rincones oscuros.

-Bien, puede pedir lo que desee entonces, yo le invito -sonrió mientras cruzaba las manos por delante de su rostro, apoyando sus codos sobre la mesa. Sí, le miraba descaradamente, recorriendo cada una de sus facciones, cada gesto en el otro, le parecía sin dudas un ser hermoso e inusual.

Ciertamente no soy bueno en relaciones sociales, mucho menos pense entablar una conversación con un vampiro. Que ironico fue, mas tampoco es que hubiese hablado. Es mas solo abrí la boca cara dar indicaciones, caminando detrás de él en forma de precaución y tomando mi distancia natural hacia un desconocido.

Cuando llegamos le indiqué la mesa más alejada del lugar, para no levantar sospecha alguna por este nuevo invitado. En mi caso ya era algo así como cliente habitual. Miré al hombre que se encontraba atendiendo mesas y enseguida se acercó. Me sonrió pues ya sabía cuál sería mi orden.

-Adelante.-le dije al pelirrojo.

Se sorprendió por la naturalidad del otro. En verdad parecía estar en su ambiente y al parecer se sentía mucha más cómodo. En parte eso era bueno.

Sonrió sutilmente, un tanto avergonzado. “No gracias, no puedo comer ni beber nada” Se explicó con sutileza. Lamentablemente su dieta era restringida a solo beber sangre, cosa que, por supuesto no podía pedir en una taberna, por mucho que el albino fuera un cliente habitual.

-Pero tranquilo, estoy bien así joven señor. –mantuvo su postura, con la mirada clavada en el chico sin llegar a ser amenazante. Claro, ahora si el otro insistía aceptaría gustoso un trago del cuello del lobo, pero algo así estaba lejos de poder ser probable.

-E-eh...-Estaba algo avergonzado por mi ignorancia. Tantos años vigilándolos, informándome sobre sus debilidades y sus acciones...y después de todo ¡No sabía algo tan simple! Fue ciertamente vergonzoso. Me limité a mirar hacia otro lugar, frunciendo levemente el ceño.

-¿Seguro estarás...bien así?- Sería algo incómodo comer solo yo. Sino bebería solo un poco y ya. Busqué con los ojos al mesero, mientras esperaba su respuesta.

-Me molesta que me trates de esa forma. Si pediste mi nombre, por lo menos, úsalo.-Pedí sinceramente, no me agradaba su trato hacia mí de "joven señor".

Al pelirojo le causó un poco de gracia la situación, jamás imaginó poder ver tan pronto una faceta avergonzada del albino, por supuesto, no tuvo quejas al respecto. A pesar de no haber sido una situación notoria, la disfrutó. No por el afán de burlarse, sino por el placer de saber de a poco, mas cosas sobre el otro.

-Seguro, a diferencia de lo que creen nuestra sed, a pesar de ser un mal necesario, es controlable. Una noche sin beber no nos mata al menos a los que pasamos los 100 años. Solo nos pone un poco inquietos. De todas formas, si sigue insistiendo, me tentaré a pedir un poco de su sangre. -dijo de manera sincera, quizás demaciado, llegando a ser quizás incómodo para el otro.

-A..ah.. Lo siento. -Ahora el avergonzado fue él. No solía darse cuenta de lo molesto que a veces se volvía su forma de hablar- Es una mala costumbre que tengo... Joven Beleriand... -Dijo inseguro, sin saber si así le molestaba menos, ciertamente acostumbrarse a llamarlo por su nombre a secas iba a tomar algo mas de tiempo y tampoco lo consideraba correcto teniendo en cuenta el tiempo que llevaban como "conocidos".

Solté un pequeño suspiro. Al parecer era duro de hacerle entender, nadie me había tratado con respeto, por lo que no me sentía cómodo con ello. Me gustaba que me trataran de igual. Pero...supongo que no podía pedirle más si esa era su forma de ser.

-Dejemoslo así-Semi "sonreí" al decircelo.- Por su puesto que no te daré ni una gota de mi sangre, Lesther...uh--Hice una pequeña pausa. Sentí un sabor extraño en la boca. Era la primera vez que le llamaba por su nombre. Era la primera vez que llamaba por su nombre a un vampiro. A decir verdad, era la primera vez que hablaba con uno.

No sabría decir si era el día, quizás el sujeto, tal vez el ambiente. Pero esas ganas de sacarle los ojos ya no me carcomian por dentro. Podríamos decir que alguna parte de mí le estaba dando una oportunidad, o más, mostraba mas tolerancía para con el vampiro presente.

-Entonces estaré bien así. -dijo sin poder ocultar la sonrisa que traía en los labios. Le había gustado oír su nombre de los labios del albino, era inusual la situación y por ende era demaciado atractiva para el pelirojo.

Su mirada recorrió su rostro, cada detalle antes de formular sus preguntas.

-¿Es un lobo blanco verdad? Debe ser hermoso... -no pudo evitar decir al tratar de imaginarselo, después de todo nunca había visto a un licántropo en su forma real, nunca se había involucrado tanto con uno. - ¿Que edad tiene joven beleriand? ¿Vive en las afueras de la ciudad? ¿Que hacia en la plaza? Por favor... hableme de usted. Siento bastante curiosidad.

Por suerte traían mi "pequeña" cena. Así podría camuflar la extraña sensación que tenía. No, no era incómoda. Sólo era bastante extraña. Relamí mis labios al ver la carne fresca y jugoza. Tenía hambre. Quizás el pelirrojo pensaría que comenzaría a comer a mordidas y desgarres. Pero no. Por lo menos en mi forma humana intento pasar lo mas desapersivido posible. Además, es bastante incómodo.

-¿Uh? Ah...si, albino. -respondí a medida que cortaba la carne- Bastante llamativo para mi desgracia- Estaba a punto de echarme el trozo a la boca cuando comenzó el bombardeo de preguntas. Levanté la vista, aun con la boca abierta y no pude evitar reir un poco-...Hahaha ¡eres muy curioso! -dejé el tenedor sobre el plato, sin soltarlo. - Tengo 223 años, soy de una familia bastante longeba. Vivo en el bosque, son mis territorios. Sólo hacía mi paseo nocturno...buscaba a alguien en especial.

Escuchó atento todo cuanto le decía, le parecía interesante y más aún le sorprendía el hecho de que el lobo tuviese la confianza para responderle, incluso hasta reírse de él.

-Vaya, asi que es más viejo que yo... -susurró mirando el plato con la misma expresión de curiosidad- Ah.. ahaha sí bueno, lamento el bombardeo de preguntas, puede comer tranquilo. -dijo siendo conciente de que el joven no podía comer y responderle a la vez.

Mientras tanto se dedicó a mirar los alrededores, a cada persona, una a una, desde el mas ebrio al mas sobrio, y aún entre la multitud no dejaba de parecerle el más interesante aquel a quién tenía en frente.

Fruncí el ceño...¡¿Viejo?! ¿No era un poco exagerado decirlo así?, si hasta me veía mas joven que él. Comenzé a comer con la misma expresión en la cara. Debo decir que la carne estaba exquisita. Al terminar de comer alejé un poco el plato, acomodé los cubiertos y me senté de forma mas relajada en el silla.

-Es tu turno, habla de tí - Pese a que no me gustaba mucho hablar, también a ratos me incomodaba el silencio y bueno...estabamos ahí los dos, ¿de algo habría que hablar, no?

¿De mi? -preguntó sorprendido, en verdad aquello no se lo esperaba. ¿Realmente el joven sentía interés por oír de él o solo era que no sabía bien que hacer en la situación en la que se encontraban?. En su caso no se complicaba, le gustaba incluso compartir el silencio mientras fuese junto a una buena compañía.

¿Que le gustaría saber de mi? -volvió a posar su mirada en el joven, sin embargo esta vez su mirada fue mas intensa, como dandole un aire místico. No había sido intencional, sin querer fue producto de la comida que había tenido el chico, a pesar de que el pedazo de carne no le era atractivo, si lo era la sangre que contenía, la que ahora había dejado impregnada la boca del lobo, la que le hacía inquietarse un poco. A decir verdad el olfato de los vampiros no podía superar parar nada el de los licántropos, pero cuando de sangre se trataba su sentido parecía agudizarse aún más.

-Uhm...no lo sé. Del lugar que vienes, tu pasado...No lo sé, soprendeme. -Respondí posando el codo de mi brazo derecho sobre la mesa, sosteniendo mi rostro con ella. Haha puede que sea algo infantil, pero no quería que él fuese el único que mirase intensamente. Por conclusión, podría sacar que no me gustaba que él fuese el único en mostrarse algo desafiante.

Su actitud, mucho mas intensa, cambió por el aroma desprendido por la carne cruda, los restos de aquel líquido rojo en el plato, aquel mismo olor que estaba ahora en mi boca. Lo sabía y, ¿Porqué mentir?, me daba curiosidad todo el asunto, en lo que finalizaría todo esto.

-Bueno, el que cuente algo así significa que no dejaré que esta sea la única vez que compartamos un rato joven Beledriand, no suelo exponerme tanto a acompañantes de una sola noche.- Respondió con un tono un poco más sensual, inevitablemente estaba sintiendo más ansiedad por aquel joven albino.

De a ratos se daba cuenta de su comportamiento e intentaba mirar a otra parte, mas sus ojos volvían a posarse sobre los labios ajenos, desde donde provenía el olor de la sangre.

En un tercer intento por concentrarse comenzó a hablar de si mismo, esta vez mirando la vela que iluminaba la mesa.

-Solo tengo 105 años, hace un siglo era un chico huérfano más. Ashtarothe de Vilsmoi, un vampiro antiguo me encontró. Al comienzo creo que se apiadó de mi o bien necesitaba un sirviente, daba igual cuales fueran sus intenciones, viví con él hasta los 20 años, que fue cuando me convirtió. Hace un tiempo que no sé de él. Por ahora sigo viviendo en la misma mansión de hace 100 años, amo esta ciudad después de todo.” Confesó en un suspiro. De una u otra forma había evitado entrar en detalles. Cosa natural para la instancia.

-Jah...¿es algo así como una garantía? -Respondí con cierto tono burlesco, sin llegar a ser ofensivo. Mi mirada se hacía mas intensa a medida que notaba el cambio en la suya. Incluso sin quererlo ya me estaba envolviendo más con el vampirito, y no parecía molestarme en lo más mínimo. El debía ser una gran excepción en su raza.

Escuché con atención cada palabra que salía de su boca. No era demasiado detallista, yo tampoco lo fui. Aun así no dejaba de ser interesante. Era un mordido, quizás esa era la razón de no tener aquel deseo de desgarrarle todo el cuerpo, como me sucedía con los de sangre pura, y no llevaba demasiado tiempo de serlo.

-Ashtarothe...-repetí casi en un susurro. Creí haber escuchado ese nombre. Tal vez de boca de alguno de los patriarcas, pero más que eso no sabía.

-¿Desapareció? -pregunté un tanto intrigado.

Sintión un vertigo extraño al oír la pregunta del joven. Era extraño para él hablar sobre el tema. Llevaba 100 años de silencio después de todo.

-Algo así... -respondió apretando un poco las manos cruzadas sobre la mesa, a una prudente distancia de la vela en la que mantenía aún su mirada- Todo cuanto me dijo era que tenía una misión... y que regresaría al acabar como siempre lo había hecho. -Guardó silencio un momento, temeroso de que su voz se escuchara un poco quebrada al hablar. Por supuesto no quería delatarse.

-Mi maestro servía a los sangre pura... Quizás tu sepas algo. -mencionó con esperanza discimulada- O tal vez no. -volvió a desviar la mirada y no pudo evitar sentir de nuevo la incomoda sensación de incertidumbre.- No sé bien que haya sucedido, pero seguro que regresará. -intentó decir con una sonrisa en el rostro, pero no era bueno para mentir. Era dificil ser positivo luego de 100 años.

-Uhm...no, no se nada. -Respondí sinceramente, nadie me había hablado de él, tal vez solo había escuchado su nombre. Más nada. Y no iba a mentirle, no sacaba nada con ello. Me crucé de brazos mientras le respondía y me "eché" sobre la silla en la que estaba.

-A decir verdad eres joven. Quizás para tí sea mucho tiempo, pero para gente como nosotros no es demasiado...-simulé una sonrisa. Tenía 200 años y aun seguía teniendo la apariencia de un muchacho, me quedaba muchísimos años por vivir. Si no moría, no estaba ni en la mitad de mi existencia.

-Algo que sé, es que los vampiros tienen...por lo menos su palabra. -Volteé la vista en la misma dirección que Lesther, hacia la vela.

El pelirojo sonrió, sin querer había hecho que un desconocido y mas encima un lobo terminara intentando consolarlo. No le sabía mal por orgullo o algo por el estilo, sino proque creía haber puesto en una situación incomoda al albino.

-Gracias Joven Beleriand, es bastante amable. -dijo volviendo a posar la mirada en sus ojos. - Aún puedo seguir esperandole, no dudo que volveré a ver a mi maestro.

Por alguna razón el impulso, la sed y la ansiedad habían bajado, al menos un poco. Por ahora habían cosas mas importantes con las que encantarse. La sangre de un pedazo de vacuno no era suficiente, no era mayor al interés que le producía el chico de por sí.

-Bah...no lo dije por amabilidad. Es algo que sé. -En parte mentí, no me había agradado verle así, pero no era lástima o algo parecido. Simplemente estaba informado de ello, lo único que podía hacer era decircelo. Además me imaginaba que para un humano esa cantidad de tiempo era demasiada y casi desgarradora.

Me encogí de hombros.- Eso ya pasa por tí.- En algunas ocaciones había visto personas convertidas [en vampiros o lobos] que no soportaban la cantidad de años, el dolor de perder seres amados, ver como el mundo pasa tan rápido delante de tus ojos y tu siquiera cambias. Si no vives con ello desde tu nacimiento en ocaciones, por no decir la mayoría de las veces, les supera.

-Lo sé, lo sé bien. -suspiró sonriendo un poco mas, esta vez de forma sincera.- Bueno, creo que es suficiente de tanto hablar de cosas... poco animadas. -rió con sutileza- Me gustaría saber más de usted. ¿Que cosas le gustan, cuales no? ¿Puede beber o comer algo más que carne? -decidió cmabair el tema, después de todo no era la idea terminar con una velada apagada, por el contrario, deseaba que terminara de manera interesante.

-Tiene algún gusto en especial?

-No sabría responderte bien...depende de la situación voy sabiendo que cosas son de mi agrado o no -La verdad es que no me detenía a pensar clara y puntualmente cuales eran las cosas que disfrutaba. Tenía algunas ideas vagas, como estar en el bosque, en paz. Más que eso, no podría decir.

-Respecto a la alimentación...uhm...como la carne en si es variada, supongo que tengo una larga lista -Reí un poco- Pero no es sólo eso lo que puedo comer...creo que de todo...

-Vaya... que envidia.. -suspiró diciendolo de una forma sincera y sutil. Después de todo ellos parecían mucho mas humanos, o más bien, se podía decir que eran mucho más libres que los vampiros.

Depender de la sangre no es algo que sea agradable, pero se vuelve algo necesario, exquisito al fin y al cabo.

-Supongo que simplemente usted vive su vida. -alzó la mano y tocó con sutileza los cabellos blancos del chico- Alguna vez me dejará verlo en su forma real?

Hahaha sí, se podría decir que...uh..?-Me detuve en el habla. Extrañamente no había sentido que se acercaba, sino me hubiese movido casi por instinto, y hubiese tomado mi distancia. Me llevé una sorpresa, estaba muy impresionado, jamás había sucedido algo así. Estuve en silencio unos minutos antes de retomar la compostura y poder hablar.

-A-ah...no creo que quieras verlo. No puedo controlarme bien cuando estoy en esa forma...y tú, siendo un vampiro, serías mi presa -Le respondí aun algo nervioso y pasmado.

-La verdad es que no me importaría una mordedura, dos o quizas un pedazo menos si a cambio puedo admirarle de esa manera. -rozó su mejilla hasta la punta de su barbilla y luego retiró la mano. Sí, estaba siendo un poco atrevido, lo sabía, pero no podía evitarlo.

Poco a poco la sangre había comenzado a potenciar el lado más impulsivo, atrevido y dominante que tenía.
Era una advertencia, dentro de poco quizás sería peor.

Lo mas sano era salir de ese lugar y buscar a algun humano para beber. Pero no, no quería la sangre de alguién más que no fuera aquel albino. Quería probarla, era un deseo, un fuerte capricho.

-...-Sólo me limité a mirarle antes de responder, esperando que por si solo alejara su mano de mi.-...Ah, si?-Respondí al fin. Si de verdad lo quería yo no me negaría, ambos saldríamos ganando de alguna forma...supongo. Él, viendo lo que quería, y yo saciando aquella molestía que tenía hace ya un rato.

-No digas cosas de las que después puedas arrepentirte, Lesther. -Le respondí sinceramente. No sabía de que podía ser capaz si me transformaba aquí, ahora, con él. Sería extraño. El dolor no es algo que se disfrute, por lo menos no al nivel en el que podía llegar.

- Lo entiendo.. no digo que lo haga ahora joven beledriand... Quizás más adelante, cuando quizás pueda discernir entre yo y el resto de vampiros. -sonrió estando conforme con lo que hasta ahora había escuchado.

-Bien.. creo que será mejor que me marche. -suspiró pesadamente- Por más que lo quiera no puedo pretender ser tan ambisioso como para que sea usted quien sacie mi sed. Necesito buscar alguien o seré yo quién pierda el control. -se explicó con tranquilidad a pesar de que de por si sentía sus dientes bastante afilados, sentía sus sentidos mas agudos y el olor de la sangre mucho mas fuerte.