Bienvenido a Cross-Fire, un foro de rol ambientado en los siglos pasados, donde el vaticano ha creado una división especial de sacerdotes para dar muerte santa a aquellas criaturas inhumanas que habitan en la oscuridad de la noche. Recuerda que este es un foro de rol YAOI, es decir Hombre x Hombre. Si no te gusta este género, por favor, no te molestes en pasar.
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Ficha de Valentine
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Ficha de Valentine
Nombre: Jai, pero se lo tuvo que cambiar a Valentine -detalles en la historia-
Edad: 20 años
Raza: Sacerdote
Descripción Física: Mide alrededor de 1.75 y su peso es un completo misterio, aunque es bastante ágil gracias a su cuerpo esbelto y extremidades fuertes. Su cabello cae limpiamente hasta su angosta cintura, en largas ondas de oro blanco.
Y sus ojos son un par de gemas aguamarina que gozan de un brillo juvenil que siempre resplandece en su retadora mirada.
Su piel en cambio, fácilmente se pierde contra las hebras de su cabello, pues igual es pálida, el sol no le afecta tanto gracias a que siempre va cubierto por gruesas ropas que los protegen del abrazador calor, ir vestido así se le hizo una costumbre en el desierto. Sobre su clara dermis, en su brazo izquierdo, lleva el tatuaje del espíritu del desierto. Tiene algún par de cicatrices en la espalda, en los brazos y los muslos, ninguna muy grande o evidente, pero son visibles.
No es raro vérsele con vendas en partes del cuerpo ya que en realidad no le toma mucha importancia si es herido o no.
Descripción Psicológica: El viejo que le salvó una vez lo describió como el espíritu del desierto, ‘Inmensamente hermoso, implacable y siempre con alguna sorpresa esperándote’. Jai siempre había sido noble, pero la vida y sus designios hicieron que su actitud fuera más perspicaz y desconfiada. Siempre viendo un poco más allá. No hay nada que él pueda perder, por lo que siempre se enfrenta a lo que se le avecina con todo lo que tiene, sin miedo a que sea la última vez que caiga y no pueda levantarse. Sus actitudes no cambian, pero sin duda siempre se tiene algo bajo la manga para salir de apuros. Es muy audaz y tiene agallas. Por lo general tiene un plan para acatar, pero si la situación lo amerita, es buen improvisador. El único momento donde puede ser sentimental es cuando observa algún atardecer en el desierto. Cuando trata a otros humanos, que son relativamente de confianza, es amable y vivaz.
Condición: Suke
Gustos: Lo que más le gusta en todo el mundo son los amaneceres y atardeceres en el desierto. Bailar también le gusta mucho, aunque las únicas danzas a las que esté acostumbrado sean a las de rituales paganos. Adora comer frutas que el mismo suele estar recolectando cuando anda de paseo o en misiones. Le encanta subir a los árboles porque en su infancia no eran muy comunes en su entorno. La música es otra cosa que en verdad le gusta, es bueno tocando la guitarra.
Disgustos:No es muy afecto al frío, ni a las personas rígidas. No se digan las reglas o estatutos a seguir, que en verdad para él no hay nada peor.
Historia:
Imagen de referencia:
Referencia original: Ilustraciones de Mamiya Oki
Edad: 20 años
Raza: Sacerdote
Descripción Física: Mide alrededor de 1.75 y su peso es un completo misterio, aunque es bastante ágil gracias a su cuerpo esbelto y extremidades fuertes. Su cabello cae limpiamente hasta su angosta cintura, en largas ondas de oro blanco.
Y sus ojos son un par de gemas aguamarina que gozan de un brillo juvenil que siempre resplandece en su retadora mirada.
Su piel en cambio, fácilmente se pierde contra las hebras de su cabello, pues igual es pálida, el sol no le afecta tanto gracias a que siempre va cubierto por gruesas ropas que los protegen del abrazador calor, ir vestido así se le hizo una costumbre en el desierto. Sobre su clara dermis, en su brazo izquierdo, lleva el tatuaje del espíritu del desierto. Tiene algún par de cicatrices en la espalda, en los brazos y los muslos, ninguna muy grande o evidente, pero son visibles.
No es raro vérsele con vendas en partes del cuerpo ya que en realidad no le toma mucha importancia si es herido o no.
Descripción Psicológica: El viejo que le salvó una vez lo describió como el espíritu del desierto, ‘Inmensamente hermoso, implacable y siempre con alguna sorpresa esperándote’. Jai siempre había sido noble, pero la vida y sus designios hicieron que su actitud fuera más perspicaz y desconfiada. Siempre viendo un poco más allá. No hay nada que él pueda perder, por lo que siempre se enfrenta a lo que se le avecina con todo lo que tiene, sin miedo a que sea la última vez que caiga y no pueda levantarse. Sus actitudes no cambian, pero sin duda siempre se tiene algo bajo la manga para salir de apuros. Es muy audaz y tiene agallas. Por lo general tiene un plan para acatar, pero si la situación lo amerita, es buen improvisador. El único momento donde puede ser sentimental es cuando observa algún atardecer en el desierto. Cuando trata a otros humanos, que son relativamente de confianza, es amable y vivaz.
Condición: Suke
Gustos: Lo que más le gusta en todo el mundo son los amaneceres y atardeceres en el desierto. Bailar también le gusta mucho, aunque las únicas danzas a las que esté acostumbrado sean a las de rituales paganos. Adora comer frutas que el mismo suele estar recolectando cuando anda de paseo o en misiones. Le encanta subir a los árboles porque en su infancia no eran muy comunes en su entorno. La música es otra cosa que en verdad le gusta, es bueno tocando la guitarra.
Disgustos:No es muy afecto al frío, ni a las personas rígidas. No se digan las reglas o estatutos a seguir, que en verdad para él no hay nada peor.
Historia:
- Spoiler:
- Según los sabios que le hallaron en el desierto, el niño venía de tierras lejanas, olvidadas por todos y donde sólo existían la oscuridad y el frío. Otros, al contrario, decían que el desierto se manifestaba en ese niño… y otros tantos decían que era obra del oscuro; pero al final nadie sabía de donde provenía aquella pequeña criatura que con mucha suerte había sobrevivido a los peligros del desierto.
Adoptado por la tribu Jundái, una tribu ubicada al oeste del mar muerto y que no era devota a ningún Dios (mas si muy creyentes de su existencia) y se dedicaban más a la conexión del humano con la naturaleza, el niño fue nombrado como Jai, que en hebreo significa Vida.
Aprendió la ciencia de la curación con plantas. Y se podría decir que su vida fue relativamente tranquila hasta el momento que un ejercito mercenario atacó Jundái para saquearla llevándose no sólo las joyas y todo objeto valioso de la ciudad, sino también a los niños, mujeres y hombres jóvenes a quienes podrían vender como esclavos. Jai fue uno de ellos.
Durante meses viajaron con el ejercito a varios puntos del desierto donde habían mercados clandestinos y donde eran vendidos como esclavos a familias adineradas y criminales. Jai fue de los últimos en ser vendidos, y fue rematado a un caballero inglés que iba de paso por las desoladas e inhóspitas tierras del mediterráneo. Ese hombre fue el que lo llevó a Europa. Más allá de tratar a Jai como un esclavo, el hombre lo veía como una mascota a la cual cuidaba y enseñaba modales. Todo un reto. Jai jamás aplacó su alma tan voluble, sin embargo el hombre sabía como domesticar; y comenzó a usar la fuerza con su nuevo espécimen. Pasaron muchos meses en claustro hasta que Jai logró encontrar una manera de escapar. Se fue no sólo de la ciudad, sino del país mismo para refugiarse en un lugar más recóndito que pudiese encontrar.
Un grupo de misioneros religiosos lo recogieron y ayudaron. Para ir borrando los rastros de su camino recorrido, cambió su nombre a Valentine y no comprometer para nada su lugar de precedencia a partir de ese momento.El joven albino pudo ver que aquellos hombres no era misioneros cualquiera, andaban con armas y hablaban de un modo muy distinto a cualquier clérigo. Los siguió en su campaña por algunos meses. Fue un viaje largo donde aprendió muchas cosas importantes, sobre todo, el poder defenderse. De regreso al hogar de los misioneros llegaron a una iglesia gigantesca en una ciudad que Jai no supo reconocer. En ese momento el hombre que estaba adelante de la campaña que lo ayudó le dio a escoger. Convertirse y continuar con ellos o seguir siendo pagano y seguir un camino solo…
No fue por la soledad, o por el deseo de pertenecer a un grupo… Aún así, aceptó convertirse a la religión que profesaban sus ahora amigos. Con el tiempo aprendió cual era el verdadero motivo de las campañas y de los sacerdotes.
Imagen de referencia:
- Spoiler:
Referencia original: Ilustraciones de Mamiya Oki
Valentine- Sacerdote
- Mensajes : 3
Puntos : 5
Fecha de inscripción : 11/12/2011
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