A la espera (Giovanni)

Era antes de las 12 de la noche segun el reloj de la plaza, pero el chico ya estaba ahi, no planeaba darse el lujo de no llegar tarde a la que quizas seria la unica oportunidad que le ofrecerian de quedarse en un lugar permanentemente y asi poder ayudar, tal como su difunto tutor habria querido. Se sento en los escalones cercanos a la fuente que adornaba el centro de la plaza y levanto la vista para ver la estrellas, era una noche despejada y bella, con la luna resplandeciente y esas inumerables luces que adornaban el cielo y que al chico le fascinaban tanto, sin duda seria una buena forma de distraerse mientras esperaba la llegada de quien seria su nuevo superior.
El sonido del gua corriendo que sonaba como casi como musica, aquella noche tan hermosa y por supuesto la nueva esperanza que tenia el chico habia hecho de ese dia algo memorable para el joven vampiro. Esperar era todo lo que debia hacer ahora, y luego, era cuestion de obedecer y seguir todas las ordenes del general sin titubear, cosa a la que ya se habia acostumbrado con el cardenal.
No se dio cuenta del tiempo que habia transcurrido desde que habia llegado a laplaza hasta que escucho una voz detras de el..

Tras alimentar a Myuka me retiré hacia mi encuentro con aquel muchacho de la tarde, debía saber si se presentaría y si se convertiría en mi nuevo juguete, sino, inmediatamente le daría caza por lo que iba preparado no solo con mi katana, sino con todo el arcenal necesario, sin embargo al verle ahí sentado, esperando en medio de la plaza a la hora indicada me hizo sonreír.

"Veo que has tomado una buena desición" Comneté acercándome al muchacho de cabellos castaños, a decir verdad jamás pensé que realmente vendría, no todos los vampiros estan dispuestos a bajar la cabeza por un lugar en el vaticano, por el contrario, la mayoría atesora mucho su libertad y vida eterna.

"Lamento haberte hecho esperar" Me disculpé cortésmente pues a pesar de todo no me gustaba no cumplir con exactitud mi palabra y me había tardado un poco en aparecer. Le sonreí y lo saludé con un gesto simple antes de continuar mi discurso.

"¿Entonces, estás dispuesto a ser mi servidor? Pues no puedes tomar lugar en las tropas de cross-fire, pero puedes ser mi servidor... y mi protegido. Tu fidelidad será recompensada sin dudas." Lo observé pues quería oír su seria respuesta ahora que había tenido tiempo de pensar y meditar la situación.

Se levanto de inmediato tras oir la voz del general e hizo una reverencia a modo de saludo.

-"Oui, e-estoy dispuesto a servirle, monsieur"- dijo sonriendo levemente.

Por fin perteneceria a algun lado, mas aun aquel imponente hombre parado frente a el le habia ofrecido protegerle y prometido que no volveria a estar solo, era todo lo que hubiera pedido, eso le hacia sentir feliz, necesitado, por fin despues de tiempo de vagar sin rumbo por el vaticano.

Mi alma se regocijaba ante las palabras de aquel sumiso vampiro, tendría una nueva adquisición, por supuesto informaría debidamente de esto al Papa, esperando que no pusiera problemas, en especial porque estaba a cargo de Myuka pero se supone que dios es piadoso, porque habriamos de abandonar a un ser que ha procurado servirle a la iglesia? Vamos, cuando se trata de manipulación puedo llegar a ser bastante creíble.

"Me alegro, entonces... se bienvenido Gautlier." Lo llamé por su nombre con la mirada fija en esas orbes inocentes. "Dime, estabas trabajando por ti mismo en el hospital o estabas bajo la supervición de alguna orden del vaticano?" Basicamente quería saber un poco mas de su desempeño en el lugar. A él no podría "purificarlo", pero tenía la curiosidad si aquel sacerdote le había marcado o hecho algo... ¿habría alguien con mis mismas ideas~?

En el hospitalno habia nadie en especifico que le dijese que hacer, o mas bien, nadie que se responsabilizara de sus acciones. En especial por su condicion de vampiro, nadie, hasta conocer al general queria hacerse cargo del frances, por tal motivo acepto de inmediato servir al general.

-"N-no, monsieur, no estaba a cargo d-de nadie"- Dijo negando con la cabeza.

Eso sin duda facilitaria las cosas, podria empezar a trabajar con el general mucho mas pronto de ese modo. Estaba entusiasmado por el hecho, pero se preguntaba de que manera le podria ser de ayuda a alguien como Giovanni?

"Bien, ya que se que estuviste tiempo con un sacerdote debo de hacerte una pregunta. ¿Hay algo que te señale como creyente y parte del vaticano? Me explico, ¿Fuiste purificado o bien marcado de algún modo?" No me daba reservas respecto al tema, quería saber si aquel chico tenía algo que le permitiera estar entre las personas del vaticano como si nada.

Me acerqué y aprovechando que no había nadie en los alrededores le acaricié la mejilla y le tomé por uno de sus hombros para acercarlo más a mi.

"Serás mi sirviente, me ayudaras con el papeleo y en todo lo que puedas, tu obediencia será lo único que necesitaré asi que puedes estar tranquilo. A partir de este momento ya estas a mi cuidado y a mi cargo..." Comenté y me incliné para susurrar en su oído. "...Eres mio."

El simple hecho de acortaar la distancia entre el general y el ya le ponia mas nervioso, pero luego de sentir la caricia en su mejilla y el calido aliento del italiano tan cerca suyo, solo lo empeoro. Ahora se encontraba buscando una manera de responder adecuadamente.

-"Ooui, une croix, monsieur"- Hablando en frances era la unica manera de poder decir una oracion completa sin tartamudear, pero se dio cuenta de inmediato que quizas el general no sabia de lo que estaba hablando asi que se vio obligado a corregir. -"U-una cru-cruz, monsieur...."-

Bajo la mirada. Aquella cruz era una marca de lealtad hacia el vaticano, una que no habia manera de borrar, pero que le permitia el libre acceso a la santa cede y evitaba que aquellos entrenados a matar a los de su tipo le asesinaran.

"Una cruz?" Repetí y miré interesado sus ojos. Aquello parecía ser interesante por lo que no pudo evitar sentirme a gusto con su respuesta. "Me gustaría que me la mostraras una vez lleguemos al cuartel. ¿Te parece? Por ahora me gustaría caminar un poco mientras charlamos." Le mencioné sin dejar espacio a la duda o a un "no" por respuesta.

Comencé a caminar a paso tranquilo por la plaza, nos dirigiriamos lentamente a las inmediaciones del vaticano que, según comprendía Gautlier ya conocía, no era necesario darle un tour por la cede, pero no mentía cuando decía que realmente quería dar un paseo.

"Hablame un poco de tu conducta como vampiro. Después de todo debo encargarme de ello. ¿Sueles sentir sed muy seguido? Me encargaré de conseguirte la sangre necesaria para tu control pero debo saber cuando necesitas alimentarte" Comenté explicandome como si aquello fuera lo más natural del mundo.

Se quedo pensando un momento, realmente con su constante trabajo en el hospital se habia acostumbrado al olor de la sangre, por tanto ello no le ocasionaba problemaalguno, ademas los trabajadores de ahi solian darle algo de beber de vez en cuando, especialmente si hacia un buen trabajo. Pero podia pasar al menos un dia sin beber sorbo alguno sin efectos secundarios, cosa que consideraba algo conveniente pues no le gustaba cazar en absoluto, preferia ganarselo, tal como el cardenal que alguna vez fue su tutor se lo habia enseniado.

-" N-no muy seguido, monsieur, l-la gente del hospital solia d-darme algo de vez en c-cuando.... p-pero e-estoy acostumbrado a n-no beber mucho...."- Se sentia mas que extranio hablar de un tema como ese con un humano, pero despues de todo se trataba del lider de Cross Fire, seguro estaba mas que familiarizado con el asunto.

Respecto a la cruz como marca de lealtad, muy poca gente la habia visto y preferia no hablar de ello a menos que fuera necesario, como en ese momento. La gente que trabajaba en el vaticano le conocia bien, pues eso no era necesario mostrar prueba alguna de sus servicios, pero como negarle algo a su nuevo superior. No dijo nada del tema, dejo que su silecion fuera interpretado, al momento de llegar al cuartel seria obediente y sumiso con el general.

"Vaya, a decir verdad no esperaba que fueras tan controlado en cuanto a la comida. Entonces te alimentaré cada dos o tres días si estás de acuerdo, si no es suficiente iremos adaptando tu dieta." comenté con la mayor naturalidad, no me complicaba conseguir sangre para Gautlier y Myuka, pero mientras menos bebieran mejor.

Caminamos por las iluminadas calles del recinto del vaticano, pasamos por afuera de la iglesia mientras conversabamos cosas banales. Poco importaba ya lo hablado. A decir verdad mi concentración se basaba tan solo en la expectación que me generaba concer como y donde habían marcado a aquel chico y por supuesto sabes si es que yo podría marcarle como mio.

"La sangre será tu recompenza por tus buenos servicios" Le aseguré y pensé de inmediato en Gabriel. De seguro obtendriamos buenos resultados en la investigación si ocupabamos a Gautlier como conejillo de indias.

"Recompensa" y "servicios" por alguna xtrania razon le agradaba como sonaban esa palabras juntas, le alegraba el heecho de poder ayudar al general y mas aun ser recompensado por ello, al fin se ganaria las cosas como era debido.

-"O-oui, monsieur, c-como diga..."- Su conversacion no habia sido la gran cosa, solo responder a las preguntas del italiano de la manera mas educada y amable posible, siempre viendose obligado a no dar un no por respuesta.

Se acercaban cada vez mas a los famosos cuarteles de Cross Fire, lo sabia porque habia recorrido ese camino varias veces, pero nunca entrado, mas por temor que por otra cosa. Debi acostumbrarse, pues ahora estaria ahi la mayoria del tiempo.

"¿Tienes alguna pregunta respecto a Cross-Fire? Cualquier cosa es a mí a quién debes consultar." Le comenté con amabilidad mientras cruzabamos la gran puerta de entrada a nuestro edificio.

"No me gustaría que me tuvieses miedo Gautlier" Le volvi a pasar uno de mis brazos por sobre sus hombros mientras caminabamos para asi darle a entender a todos aquellos que nos veían que aquel era nuestro nuevo refugiado. Mi mirada era fría y dictatorial por lo que el silencio reinaba a nuestro paso. No había ningún comentario, ningun murmullo inconveniente, nada y mas les valía que así fuera incluso luego de nuestro pasar o me vería en la obligación de corregirles de una manera poco docta.

"Ves? No hay nada qué temer." Apreté suavemente su hombro como incitandole a hablar. Era hora de que él hiciera las preguntas.

Todos guardaban silencio su paso, era increible la autoridad que tenia el general y el respeto que sus subordinados le tenian. De algun modo, se sintio seguro y recordo lo que el italiano le habia dicho, que estaria a su cuidado. Sonrio levemente y levanto la mirada. Sabia donde trabajaria de ahora en adelante, tambien que Giovanni habia dejado claro que se encargaria de su dieta, pero faltaba una cosa y considerando que el mismo general le dio la pauta, decidio preguntarle.

-"Uh...m-monsieur, solo una p-pregunta, d-donde dormire ? "-

El suenio a diferencia de la sangre era algo que necesitaba un poco mas, en especial durante gran parte del dia. En el hospital soliandarle una habitacion con ventanas pequenias, de ese modo el sol no le lastimaria. Cuando no, estaba en el buscar un refugio, cosa que resultaba un tanto complicado. No pedia mucho, solo un lugar donde resguardarse por unas horas.

Caminamos y escuché aquella pregunta que no me había esperado, pero que sin embargo me pareció grata de oír.
"Dormirás en mi habitación, al menos estos días pues quiero ver tu comportamiento" Le expliqué como si aquello fuera un gesto amable de mi parte. "Cuando seas castigado procuraré darte un ataúd en las catacumbas." Sonreí malicioso como advirtiendole el asunto. Sabía que para nadie era grato pasar tiempo ahí, ya Myuka lo había estado experimentando los últimos días y había comprobado que aunque era el lugar más apartado del sol, no era un refugio comodo incluso para los vampiros.

"Si es tu deseo puedo darte una habitación para ti, sin embargo no puede ser de inmediato, por lo que esta semana tendrás que dormir en mi lecho." Le expliqué sin siquiera dar una expresión en mi rostro. "Aún tengo que anunciarle al Papa todo este asunto".

Ofrecerle su habitacion cuando apenas le habia conocido ese mismo dia, era un gesto muy amable de parte del general. Lo menos que el chico podia hacer seria obedecer todas y cada una de sus ordenes, despues de todo, para eso estaba ahi. La cimple idea de acabar en las catacumbas, ese oscuro y humedo lugar le aterraba. Habia estado ahi una vez con su fallecido tutor, pero no se atrevia a volver, no queria hacerlo y se aseguraria que asi fuera.

-"M-merci beacoup, monsieur Giovanni, ha-hare todo lo qu-que me pida, monsieur, n-no quiero acabar en las c-catacumbas..."- Le miro preocupado por el solo evocar en sus pensamientos ese lugar que de ninio consideraba tan aterrados y que no habia vuelto a visitar en anios. -"O-os gradesco mucho p-permitirme quedar e-en su habitacion, monsieur"- Dijo apretando la manga del uniforme del italiano, sin atreverse a lo que habia pensado en un principio, que era tomar su mano.

"No tienes que agradecer, de cualquier manera me alegra que vayas a evitar un castigo, eso habla muy bien de ti, Gautlier." Al parecer por sumisión este chico estaba más acostumbrado que mi pequeño Myuka, eso significaba un dolor de cabeza menos para mi.

Continuamos la caminata hasta llegar a mi habitación, omitiendo la visita al cuartel pues de seguro habrían sacerdotes rondando aún en el salón principal. Por ahora me interesaba estrechar mi lazo con este chico y conocerlo de una forma más intima, o al menos lo suficiente para poder apreciar la marca en su cuerpo.


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