Primera Noche [Gautlier]

Giré la llave y el seguro de la cerradura cedió permitiendome abrir la puerta de mi habitación, aquella que no solía recibir visitas pero que ultimamente comenzaba a ser un buen refugio para mis pequeños muñequitos de porcelana.

"Adelante, pasa y siéntate." Le susurré indicandole la pequeña mesa y el par de sillas que se encontraba en el extremo derecho de mi habitación, aún teníamos cosas que charlar. "Por esta semana te quedarás aquí, durante el día cierro con llave tanto puertas como ventanas pues no me gustaría que te interrumpieran el sueño." Le dije mientras cerraba con pestillo y me volvía hacia él, acercandome con tranquilidad hacia la mesa, tomando asiento frente a él.

"Espero que te sea grato."

Examino el cuarto desde el piso hasta el techo, sin duda un agradable lugar, mucho mas a lo que habia tenido antes. Vio la misa indicada por el general y se acerco, aun algo nervioso y tomo su lugar en el asiento desocupado frente a su superior. Acomodandoce con las manos entre sus piernas pues la silla le quedaba un poco grande. Por un momento volvio su mirada al resto de la habitacion, seguro el general apreciaria que fuese aseado tal como solia hacerlo con los cuartos del hospital.

-"O-oui, e-es muy amable de su parte, m-monsieur Giovanni"- Comento con una sonrisa timida en su rostro. El simple hecho de ser tratado de esa manera le halagaba.

"No tienes sed, verdad?" Pregunté alzando mi mano a traves de la mesa para tocar la fría piel de su mejilla. "Recuerda que solo debes avisarme" Le recordé y luego retiré mi mano llevando la vista hacia mi habitación.

"Tienes que traer tus cosas mañana. Puedes acomodarlas en ese mueble de ahí" Le apunté una cómoda que mantenía desocupada, no iba a ser un mal anfitrión como para no tener en cuenta incluso esos detalles.

En silencio me puse de pie y me quité la gabardina, una vez dentro de mi habitación me gustaba quitarme ese peso de encima asi como desabrochar al menos un botón de mi camisa. Me senté esta vez en la orilla de la cama y lo miré largo rato con una sonrisa maliciosa pero sutil. Luego de una risilla procedí a hablar.

"Muéstrame tu marca." Demandé mientras apoyaba mi mentón en mi mano y mi codo sobre mis piernas para darle un soporte a mi postura, demostraba interés y no podía discimular mi insana curiosidad.

No entendia porque el contacto fisico con el general le ponia tan nervioso cada que ocurria, quizas era porque al no haber bebido nada esa noche era facil notar el cambio drastico entre la temperatura del italiano y la suya. Quizas se trataba de simple idea del frances. Su nuevo superior le estaba tratando de una manera extraniamente amable, al menos para el, no seria dificil acostumbrarse, despues de todo, ya comenzabaa apreciar al italiano.
Se detuvo a pensar por un momento, no tenia mucho que pudiese llamar suyo, a no ser algunas prendas de ropa y cosas con algo de valor sentimental. El espacio ofrecido seria mas que suficiente para todo aquello. Se aseguraria de ir a recogerlo todo al dia siguiente al hospital.

-"E-estoy bien, m-merci beacoup, Monsieur Giovanni"- Dijo respondiendo a la pregunta que se referia al su alimento. En cuanto a la orden recien recibida, se puso de pie y desabotono su camisa poco a poco, dejandola caer al suelo segundos despues. Se volteo dandole la espalda al general, pues era ahi donde estaba aquella cruz. Era curioso que apesar de haberse vuelto inmortal, aquella cicatriz nunca desaparecio, en cierto modo, era un fortuna que no lo hubiera hecho o no tendria manera de probar sus palabras. El sello de llamada lealtad cubria casi toda la espalda del chico y era claramente visible.
El frances solo se paro aho en silencio, dejando que su superior la viese, tal como habia requerido.

Esperé paciente a que se desvistiera mientras pensaba a mis adentros qué tanto podría esperar de un sacerdote como Noir. No estaba seguro pero todas mis dudas se despejaron a penas el chico se volteó. La cicatriz era grande, más de lo que había pensado y no pude discimular mi sorpresa. Bueno, al menos algo era seguro. Yo no era el único insano de aquellos cuarteles. Ese solo pensamiento me sacó una sonrisa.

"Vaya... Si que se esmeraron en hacertela." Comenté con la voz suave mientras me ponía de pie y me acercaba a él sigilosamente, tanteando la fría piel del chico con mi mano enguantada. "No solo te marcaron, procuraron que fuera un arma bendecida, seguramente de plata bendita como para dejar tal marca." Acoté acariciando la herido, delineandola con mis dedos de principio a fin mientras seguía hablando cerca de su oído.

"Debió ser doloroso..."

El simple contacto de la mano del general en la cicatriz le hizo temblar levemente y recordar cuando le marcaron, enterrando aquel filoso y frio objeto, trazando el dibujo lo mas lento posible. Habia sido doloroso, profundamente doloroso y el recordar el hecho le hacia sentir de nuevo aquel sufrimiento. Era necesario si queria quedarse y no ser asesinado en ese momento, asi que no tuvo mas opcion que aceptar.

-"O-oui.....s-si dolio....m-monsieur...."- Volteo un poco, lo suficiente como para ver a su superior a la cara, pero sin moverse mucho para que este pudiera seguir viendo aquello que parecia haber llamado tanto su atencion. -"p-pero...era la u-unica manera de p-poder quedarme...."-

"Lo sé" Dije de forma un poco fría y es que no era novedad para nadie que todo vampiro refugiado en nuestras filas no tan solo llevaban consigo una marca, sino también eran obligados a un ritual de purificación, lo que generalmente conllevaba azotes y incluso quemaduras leves.

"Lo se bien, pero al menos no debo hacerte nada yo. Perteneces a nosotros y esta es la gran prueba." Me incliné un poco más para besar su espalda mientras mis manos le rodeaban por la cintura para impedir que escaparan. "Eres uno de los nuestros ante los ojos de Dios" Susurré y me quedé un momento en silencio para luego volver a retomar el tema. "Ahora tan solo dependerá de tu comportamiento el recibir o no una nueva marca." Mi voz sonó dictatorial. A decir verdad me carcomían als ganas de que el chico me diera pretextos para jugar con su cuerpo un rato.

Temblo de nuevo, cada cosa que el general hacia le ponia mas y mas nervioso. No sabia que pasaria luego, cualquier movimiento o palabra equivocada le costarian un castigo y como habia dicho el general, una nueva marca tan dolorosa como la primera. Pero bien lo habi dicho su superior, ahora era uno de los suyos, o mejor dicho ahora era suyo. Sintio las manos del otro rodear su cintura, no habia tenia donde moverse. Inconscientemente puso sus manos sobre las del italiano sin poder hacer nada mas, en verdad no le molestaba que el otro estuviese tan cerca, no al menos esta vez.

-"o-oui, monsieur Giovanni, e-estoy a sus ordenes...."- Dijo casi en un susurro, pero sabiendo que el otro le escucharia. Bajo la mirada sumisamente sin mover sus manos. No dejaba de temblar de a ratos, le hacia sentirse vulnerable ante lo imponnte que era el general, pero al mismo tiempo, las palabras que salian de su boca demostraba interes y amabilidad. -"L-le obedecere e-en lo que mande, m-monsieur...."-

"Muy bien Gautlier, tu actitud es valorada plenamente." Le comenté y deposité un suave beso sobre su nuca sin decir nada, luego solté el abrazo y le permití el movimiento. "Bien, puedes vestirte. " Le anuncié y me puse de pie para ordenar mis ropas a medida que me las iba sacando.

"Ya es entrada la noche y debo dormir, como tu vida es básicamente nocturna puedes salir por hoy, despues de todo creo que conoces los alrededores y sabes bien donde no meterte." Desabroché mi camisa lentamente mientras iba hablando, sin un dejo de verguenza o pudor iba dejando a la vista mi piel. "Debes volver antes de las 5 de la mañana. Si no estás aquí una hora antes del amanecer yo mismo iré a buscarte para castigarte." Le advertí quedandome solo con los pantalones puestos. "Si regresas antes puedes acostarte sin hacer ruido. Eso es todo. Te daré algo de libertad y veremos que tal vas." Caminé hacia la puerta del baño para terminar de dejar todo en orden antes de ir a dormir.

Volteo a verlo apenas le solto, sus mejillas levemente sonrojadas, observando como el otro se preparaba para dormir sin preocuparse por la presencia del chico.

-"O-oui, merci, monsieur Giovanni "- Dijo haciendo una especie de reverencia a modo de agradecimiento. Pensando en utilizar ese tiempo para ir a recoger sus cosas al hospital, asi al dia siguiente podria cumplir con lo que el general le encargase sin problemas.
Se abotono la camisa de nuevo y se preparo para salir rumbo al hospital, trataria de no tardar mucho, pues no queria llegar tarde, en especial despues de la advertencia dada.
-"C-compermiso, i-ire al hospital, monsieur, a re-recoger mis cosas..."- Dicho esto se dio la vuelta y salio de la habitacion tratando de no hacer ruido y llamar la menos atencion posible, pues lo que menos queria era molestar a quienes ya dormian.