Conversación [Beleriand]

Abrió los ojos y sabía a la perfección que de noche no era, siquiera habían pasado las 10 de la mañana seguramente, pero la sed lo despertó en un estado peligroso, en el que dificilmente era capaz de disernir algo más que la luz del sol.

La sangre se olía seca en su cama, pero se sentía fluír en la cercanía. Aquel hombre a su lado que dormía por su cuenta.

¿Un abrazo? No.

Sin siquiera pensarlo y de un momento a otro se encontró sobre aquel sujeto. Sus ojos se veían casi diabólicos por la necesidad de sangre, su cuerpo estaba tan helado como un hielo y sus rasgos inmortales resaltaban temiblemente. En especial sus colmillos afilados y notoriamente aumentados en tamaño.

Abrí mis ojos con dificultad, no por que ya no tuviera sueño, sino que por la sensación tan fría que sentía sobre mi, casi como hielo. Cuando pude alfin definir que era lo que tenía ensima me di cuenta.

¿Lesther?

Parecía ser él...pero de una forma muy diferente a como se mostraba con normalidad, una figura que, si, me asustaba. Estuve a punto de sacarlo de ensima de un manotazo, pero recordé la cantidad de sangre que había perdido, y si...yo me había ofrecido a ser su fuente de sangre aquel día. Pese a ello mi mirada no cambió, pues el Lesther que veía ahora mismo me intimidaba.

Ladeé el cuello, dándole a entender que bebiera de una vez.

Seguramente su yo "normal" no hubiese querido llegar a ese punto pero su cuerpo se lo pedía, se apoderaba de sus sentidos y le hacía dificil el pensar o descanzar incluso en las horas donde no debiera siquiera tener actividad.

-L...Lo lamento... - Murmuró y su voz sonó tétrica, ronca y seca como si realmente sus organos estuvieran secos. Sus ojos estaban hundidos y sus manos levemente más huesudas. Con esas manos sujetó el hombro y la cabeza del albino antes de acercarse a su cuello.

Odiaba el supuesto "metabolismo" de los vampiros. No podía pasar una noche sin beber habiendo gastado energía suficiente o terminaba convertido en eso, un espectro de rasgos marcados, tan frios como la muerte, tan sedientos como un asesino en serie.

Enterró sus colmillos intentando no generar demasiado daño y tras retirarlos, pegó sus labios a la herida para comenzar a succionar de esta. La sensación de placer le recorría el cuerpo por completo, un calor que podía superar unas 100 veces las sensaciones del sexo.

Me sorprendió su aspecto...parecía otro ser completamente diferente, demacrado, el olor a muerte se sentía en toda su presencia, aquello generaba en mi más ganas de salir corriendo lejos de él, actuar natural en alguien con su lado animal tan desarrollado. Tal como pasaba con el miedo, también podía sentir un aroma especial en algo muerto. Pero debía recordar que se trataba de Lesther...de nadie más que de él. ¿Seguía siendo el mismo, verdad? No lo sabía con exactitud era la primera vez que me encontraba con aquella parte.

Sentí los filosos colmillos atravezar mi piel con lentitud. Cerré los ojos, tensando el cuerpo, tomando con fuerza de las sábanas de la cama, la presión fue tal que rasgué la tela...ya tendría tiempo de disculparme, ahora mismo si abría la boca todo resultaría mal.

Miré cada rincón de la habitación, intentando encontrar distracción, más dificilmente la encontré. Sólo esperaba poder ver nuevamente el rostro del Lesther que me había acompañado hace unas horas.

Sus labios presionaron la herida y su boca succionó la sangre de manera necesitada, sus brazos mantuvieron prisionero al albino bajo su cuerpo de manera posesiva, pero no agresiva. Sus piernas poco a poco se entrelazaron con ese cuerpo cálido que le alimentaba, incluso leves gemidos salian de su garganta como si el aire se convirtiera en una condición necesaria, mas solo era el acto reflejo y la sensación de extremo agrado lo que le hacía hacer tales ruidos que pasaron de ser un poco intimidantes a ser bastante suaves y dulces.

Transcurrieron algunos minutos en el que no se escuchó nada más que aquello hasta que por fin, haciendo acopio a su fuerza de voluntad, el pelirojo logró separarse del cuello del lobo no sin antes haber hecho una pequeña incision en su lengua para deramar gotas de su sangre en las dos perforaciones que había hecho, ayudando a cerrarlas bastante rápido.

Le miró un poco avergonzado, con las mejillas sonrojadas y un aire muy diferente al de hace un momento. Su cuerpo tomó color y calor de a poco, de pies a cabeza lograba volver a verse muy vivo.

-Umh.... - Bajó la cabeza sin saber bien qué decir, era obvio que debía disculparse pero sentía una gran verguenza en ese preciso momento como para poder articular alguna palabra.

Poco a poco comenzaba a sentirme más debil, pese a que la presión en las sábanas era casi la misma. Era casi como si toda mi fuerza se hubiera ido en su mordida y en intentar controlarme, una vez acabado todo cerré los ojos un momento y sentí como casi caia dormido nuevamente. Volví a abrirlos y voltié la vista hacia Lesther, parecía bastante avergonzado, lo que me causó un poco de gracia, después de todo había sido quien se había ofrecido a alimentarle esta vez.

Levanté con algo de dificultad una mano hasta llevarla sobre su mejilla, cuando levantó la vista le sonreí -No tienes...de que avergonzarte. Yo fui quien se ofreció...No fue tan malo -reí bromeando un poco. Ciertamente había sido peor de lo que me esperaba. Tal vez había sido por la falta de sueño, el desgaste de las horas anteriores...o simplemente porque con Lesther lo salvaje aparecía en otros momentos, en otras circunstancias. Pero sí, claramente estaba muy cansado, tanto mental como físicamente.

Mi mano cayó sobre la cama, y quice cerrar los ojos nuevamente. Esperaría a que Lesther se calmara.

Le tomó por sorpresa la caricia, mas eso fue lo que le hizo reaccionar y salir de su estado de extrema verguenza. Se salió de encima del lobo y buscó de nuevo las sábanas, sin embargo la habitación estaba un poco brillante, pese al pesado cortinaje de las ventanas. Sus ojos ardieron un poco pero los cerró rápidamente cubriendose con las sabanas y cubriendo también al albino.

Esta vez buscó su cuerpo de manera necesitada, incluso si el otro no estaba de acuerdo o no quisiera tal cercanía se iba a dar el lujo de dormir abrazado a él, despues de todo el otro no tenía las fuerzas para rehusarse. Incluso entrelazó sus piernas desnudas a las del otro y dejó que las ebras de su rojizo cabello cayeran dispersas entre el cuerpo de ambos.

- Ahora podrá descanzar junto conmigo, mi señor. -Su voz sonó mas dulce, ya que su garganta ya no estaba seca, sin embargo sus palabras sonaron maliciosas, como si hubiese tomado sus fuerzas a propósito.

- Esta noche le prepararé una buena cena antes de que vuelva a su libertad... lo prometo. -Le susurró al oído y luego se apoyó en su pecho para dejar que el sueño le venciera otra vez.

No opuse resistencia alguna, tampoco podía. Y pese a que en un comienzo el coinciliar el sueño con el contacto de alguien en mi piel me era bastante extraño no tarde demasiado en dormirme, bajo las sábanas, junto a él. Tal vez era por el cansancio que tenía sobre mi cuerpo, o tal vez si hubiese intentado abrazarlo hace unas horas, antes de dormir hubiera sido el mismo resultado. En cualquier caso, caí rendido ante el sueño, el agotamiento.

¿Sueños? Sí, como todas las noches tuve, pero nada demasiado relevante, solo recuerdo haber sentido una extraña calidez infantil. ¿Así se sentía dormir con alguien abrazándote? Y pese a que en realidad Lesther no contaba con calor propio existía cierta calidez entre nuestros cuerpos, podría ser la temperatura que robaba de mi cuerpo, pero en cualquiera de los casos...era agradable.

Aun no anochecía cuando desperté, el sol se estaba ocultando de a poco, y nuestra posición era la misma. Mi cuerpo aun no generaba toda la sangre, y me sentía un poco mareado, pero tenía más fuerzas que antes.

Decidí quedarme allí, hasta que él despertara.

Pese a que en su estado de somnolencia podía percibir que el otro ya había despertado por su parte se rehusaba a hacerlo, abusando un poco de los ultimos minutos que podía permanecer abrazado a él. Y así estaba bien, pesa a que le gustaba estar con el jamás podría tratar de quitarle su libertad, pero eran sus ultimos minutos para completar las 24 hrs juntos, por primera vez.

Al cabo de una media hora más o menso se decidió a abrir los ojos ya que el sol ya se estaba poniendo. Se movió suave bajo las sábanas, su cuerpo no estaba tan helado como solía despertar otras noches por lo que su caracter fue muy bueno.

-Buenas noches mi señor~ - Saludó con un susurro meloso y depositó en su mejilla un beso, quedando en la misma posición, alzando la mirada hacia él.- ¿Ha podido descanzar? ¿Como se siente?

Fue una forma diferente y grata de despertar. Pensé que el dormir con otra persona cerca sería más molesto para mi de lo que realmente resultó ser, pese a que, por no tener costumbre en esto, provocó que me despertara varias veces por la noche, un poco asustado pensando que alguien me atacaba, sentit el abrazo de él se volvía bastante grato. A final de cuentas fue un ir y venir de sensaciones durante la noche, pero podría ser algo a lo que podría acostumbrarme, solo con Lesther como excepción, claro está.

-...Estoy bien, siento el cuerpo sólo un poco pesado, pero nada de que preocuparse- La herida ya había pasado a la historia, tampoco me dolía el sector del cuello, solo quedaba esa sensación leve de debilidad en el cuerpo, pero era casi imperceptible, más que nada sentía el cuerpo pesado por tenerlo a él sobre mi, pero no me quejaba.

-¿Tú?...¿Cómo te encuentras? -le rodeé levemente con el brazo. Había tiempo antes de que me fuera para mimarlo un poco.

- Me alegra! -le dedicó una amplia sonrisa, sincera y despreocupada, cosa dificil al despertar. (La verdad era que había olvidado sin querer los complejos con su cuerpo, desde las cicatrices en su torso como las de su rostro.) Todo parecía no existir porque algo más estaba llenando su cabeza en aquel momento, ni siquiera le importaba qué tan despeinado se encontraba.

-Pues... me encuentro muy bien, no me duele nada y aún estoy cálido. - Dijo un tanto sorprendido, no estaba acostumbrado, pero le resultó realmente gratificante, asi como también el hecho de sentir el abrazo inesperado del otro. Se acurrucó un poco más contra él, acariciando su pecho y abdomen con una de sus manos, le encantaba su piel.

-¿Desea tomar un baño y cenar antes de marcharse o debe irse pronto? -Preguntó mientras sus pies jugueteaban un poco con los del lobo.

-Puedo cocinarle mientras se alista~ - Le ofreció feliz.

Sonreí de medio lado, parecía muy feliz y eso en realidad que me alegraba. Había vuelto a ser el mismo Lesther, incluso más animado y vivo que antes podría decir. Pensaría en venir más seguido si ambos terminabamos así de conformes con estas visitas más privadas.

-Creo que aceptaré el baño...aunque esta vez paso de esas aromatizantes...-dije algo avergonzado al respecto, pero eran demasiado fuertes para mi nariz y había terminado muy mareado con ellas. Le dí unas palmaditas en la cabeza, asintiendo también sobre la comida. A fin de cuentas al verlo así de animado no podría decirle que no a algo.

-Tengo tiempo aun, por eso no te preocupes -Le respondí mientras me estiraba un poco. Por fin podía mover mi cuerpo con soltura y me encontraba algo entumecido.

-Muy bien entonces~ - Se sentó en la cama y estiró el cuerpo también. La parte larga de su cabello le hacía cosquillas en la espalda y un hormigueo agradable le recorría de pies a cabeza producto de todo el "ejercicio" de la noche anterior.

-Le prepararé el baño, sin aromatizantes~ -Recalcó riendo por como el otro lo había dicho- Debió habermelo dicho ayer mi señor! - Se puso de pie sin importarle demasiado el estar desnudo como si dejara ver ese lado natural y no tan aristocrático que él también poseía.

-Me daré una ducha rápida y le dejaré el baño listo, puede tomarse su tiempo, la cena seguramente estará para una hora más. - dicho esto se encaminó al baño. Ahí se refrescó, tomando el aire señorial de siempre. Se vistió con una camisa blanca sencilla y unos pantalones listados negros, su cabello mantuvo la humedad del agua en las puntas, pero su peinado y su maquillaje volvian a ser infaltables.

-Puede ocupar el baño mi señor~ -Le sonrió desde la puerta de la habitación y luego desapareció rumbo a la cocina.

-E...estaba todo preparado...no quice arruinarlo anoche...-respondí rascando mi cabeza, para luego ver como se alejaba de la habitación. Ya era de noche, abrí las cortas mientras le esperaba. La luna estaba en la cima del cielo, y a juzgar por su tamaño, me quedaban poco días de lucidez completa luego de que el sol se escondiera. No podría ver a Lesther por algunos días o podría terminar mal...Pero no se lo diría, sería una pena. Simplemente no me aparecería, tampoco tenía como encontrarme.

Luego de unos minutos volvió, aquel aire de felicidad aun le perseguía por donde iba. Sonreí y me fui en camino al baño, sin antes sacar las sábanas manchadas de la noche anterior y aproximarme donde se encontraba Lesther. -Eh...dónde las dejo?-pregunté un tanto perdido.

Luego de ello me metí a la ducha, me limpié bien. Podría comenzar a acostumbrarme a tomar baños con agua cálida, ciertamente era bastante agradable. Relajánte.

Me quedé por unos minutos, cuando salí solo me vestí con mis ropajes del día anterior. Esta vez limpios.

El pelirojo se llevó las sábanas y las lavó mientras la carne terminaba de estar lista. No tomó mucho tiempo pues bien sabía que el otro la prefería muy a punto, casi cruda.

Puso la mesa, pero sin excederse en al elegancia, esta vez todo era mas sencillo para que de a poco el albino pudiera sentirse mas relajado en ese interior al que no estaba acostumbrado.

Estaba sirviendo las cosas cuando se le escapó un suspiro, de alguna manera en unas horas más todo parecería un sueño y volvería a estar solo en aquella gran casa, pero no dejaría qeu eso le deprimiera, al contrario, esperaría con ansias un proximo encuentro, incluso aquel encuentro junto al joven orfeo.

De pronto le vio de pie ya vestido y listo. No pudo hacer mas que sonreirle otra vez e invitarlo a tomar asiento.

-Por favor, sirvase a gusto, mi señor.-

Parecía todo mas sencillo que la noche anterior, quizás Lesther se había dado cuenta por mi gusto de las cosas mas simples...esa era otra de las cosas en las que no congeniabamos en realidad, pero extrañamente podíamos ser capaces de llevarnos de maravilla.

Me senté en la silla para poder comenzar a comer. Ciertamente estaba muy hambriento pues no había comido nada desde la noche anterior, casi 24 horas sin ingerir alimentos era bastante para mi, pese a que en mi pasado poco y nada eran los alimentos que encontraba, a medida que crecí y tome fuerza y tamaño -también en mi forma animal- me había acostumbrado a comer una o dos veces por día.

-¿Qué harás hoy? Hablarás con O...or...el chico lobo?-pregunté luego de comer los primero bocados. Que, como acotación, estaban bastante buenos.

Sonrió suavemente al ver al otro más a gusto con el entorno, ya mas tranquilo decidió tomar asiento a su lado y acompañarlo en la cena, aunque solo fuera con su presencia.

-Tan solo debo enviarle un mensaje, ya acordamos como lo haríamos, luego planeo alimentarme y volver a casa, si le soy sincero, aun estoy un poco exahusto.- Respondió a la pregunta del albino, en verdad el pelirojo ni siquiera tenía ganas de salir de casa, las piernas aun le temblaban pese a que lo discimulaba bien y su semblante era el de un joven impecable. Sin embargo esto iría desvaneciendose a medida que la noche pasara y la ingesta de sangre se hiciera más necesaria.

-A demás tengo que ordenar un poco la casa, puesto que me he quedado sin sirvientes... tengo que hacer las cosas yo, aunque estoy acostumbrado. - Sonrió y esta vez fue una sonrisa un tanto nostalgica por sus propias palabras. Claro que sabía cuidar de la casa y hacer todos los quehaceres, su maestro no solo lo había formado como un señorito, sino también como un muchacho capaz de valerse por si mismo, como si hubiese sabido de ese futuro un tanto solitario que tendría que llevar.

-Y...ya veo...-Respondí un tanto, uhm, ¿cómo decirlo? ¿Celoso? quizás. Pues con alimentarse quería decir que buscaría a alguien más para hacerlo. No podía quejarme, si volvía a beber de mi terminaría realmente mal o le saltaría ensima. Creo que no era un gran proveedor de alimentos, mi caracter me lo impedía. Dejé escapar un suspiro pesado para luego volver a tragar un bocado.

-Realmente te gusta todo pulcro y ordenado...-comenté sin afan de burlarme, solo me llamaba un poco la atención. No significaba que a mi me gustara vivir en un chiquero, me sentía cómodo en el aire libre lo cual no era exactamente el orden mismo al que se acostumbraban los humanos, pero tenía su real encanto en eso.

-Espero que no te sientas muy solo...hehe-acoté rascando mi nuca, sería un poco raro irme y pasar nuevamente la noche solo. Pero no podía quedarme o pondría en riesgo a Lesther.

-S-sí, es un habito que tengo, supongo. -Se rió de si mismo, le causaba gracia el que no pudiera dejar pasar cosas como los quehaceres de la casa, era un poco chistoso, lo sabía. sobretodo si se trataba de un hombre, en verdad daba la sensación de que Lesther sería buena esposa mas que buen marido.

Se avergonzó.
Sus mejillas se colorearon en un rosa pálido y sus ojos se escondieron en la orilla de la mesa.

-Umh... las almohadas aún guardarán la escencia de mi señor por algunos días, creo que no me sentiré del todo solo. -Sonrió ampliamente una vez más, luego jugó con la punta de sus cabellos más largos antes dde volver a hablar.

-Ya sabe que si lo desea, puede venir de visita, tan solo debe avisarme y le tendré una cena. Es una invitación abierta. Ya sabe, para mantener buenas relaciones. -Se excusó torpemente.

Su comentario y la verguenza que mostraba se me hizo realmente adorable y provocó que soltara una pequeña risilla.-Uhm...¿Sólo por eso? -pregunté intentando pornerlo un poco en aprietos. Después de todo una buena relación y solo eso estaba un poco alejado de lo que llevabamos ahora.

Terminé mi plato bastante rápido, estaba realmente hambriento y solo hasta ahora lo había notado, al acostarme y al despertar siquiera le había dado peso a ello, habían otras cosas en mi cabeza~. Acomodé los servicios a un lado del plato y me lanzé levemente hacia atrás, aun mirándolo de forma pícara y maliciosa.

Pronto tendría que irme, la noche comenzaba a moverse y debía volver a mis dominios esperando que nadie hubiese sido tan estúpido como para entrar en ellos.

-C-Claro que no... -respondió un poco más sonrojado, era evidente que el argumento que había dado no era la realidad, pero no esperaba que el albino le pusiera en aprietos, mucho menos llevarlo a sentir que debía admitir algo más.

-Estaré feliz de recibirlo de nuevo... -susurró con la mirada aún soñadora, al verlo terminar su comida no pudo evitar ofrecer un poco más- ¿Desea probar otro bocado? - Solo era un vago intento por retenerlo unos minutos más, pero bien sabía que no surgiría mucho efecto.

El tiempo pasaba y la hora de despedirse por algunos días era inminente.

-De no ser así... me gustaría acompañarlo hasta la puerta al menos cuando decida marcharse.-

-...Aceptar otro plato solo sería una excusa para quedarme un poco más...-dije con sinceridad, pues la verdad ya nada cabía en mi estómago, estaba satisfecho. Aun así no me levanté de la silla hasta unos minutos más. No necesitaba de una excusa para quedarme, pero tampoco podía abusar de mi tiempo. Comenzaba a sentirme un poco inquieto.

-...Es hora de que me vaya...-respondí en un suspiro, poniendome de pie nuevamente sin dar paso alguno aun, esperaría a que Lesther llegara a mi lado. Por lo menos si no podía quedarme deseaba tener una despedida que me permitiera estar tranquilo durante los días que estaría lejos, aquellos que realmente, aunque quisiera, no podría acercarme a su morada.

Dificilmente, en todo caso, olvidaría este encuentro. Después de todo había aclarado todas las dudas e inseguridades con las que había terminado en nuestra última reunión. Aun no estaba del todo preparado para acostumbrarme a su otro yo, pero disfrutaba su presencia...La verdad...me es dificil acomodarme a situaciones nuevas.

No pudo evitar sonreír ante la sinceridad del otro. Al menos era bueno saber que no era el único intentando alargar un poco el momento, pero sabía que el otro ya debía marchar y así lo anunció su voz.

- Le acompaño entonces... -Dijo poniendose de pie y caminando a su lado hasta la entrada de la casa, la gran puerta estaba cerrada con llave y Lesther se dio el permiso para quitárselo, sin embargo no abrió la puerta, se quedó obstaculizando el paso con la mirada fija en el albino aquel.

-Espero que esta haya sido una agradable velada, para mi sin dudas lo fue. Espero verlo en un lapsus prudente de tiempo, mi señor. Seguramente para el encuentro con el joven Orfeo. Bien, no le retrasaré mucho más. - Avanzó los pocos pasos que los distanciaban y afirmandose de sus hombros le robó un beso suave pero largo, uno bastante cálido pese a que sus labios de a poco se volvían más fríos.

Solo pude cerrar los ojos frente a su despedida. Me sorprendió, más bien se me adelantó pues el mismo acto era el que iba a ejecutar en poco tiempo más. La sorpresa fue agradable, la mejor manera de cerrar la mejor noche en mucho tiempo.

Acaricié su mejilla y le sonreí con cierta ternura. -Entonces...nos veremos dentro de poco...Ten cuidado. -Dije, en cierto tono de advertencia, pues más que nada le pedía que tuviese cuidado exactamente de mi en los próximos días, más bien noches. La luna llena estaba a la vuelta de la esquina y no tenía conciencia de poder controlarme frente a la presencia de un vampiro, incluso si era Lesther, en aquellos días y no quería averiguarlo por las malas.

Me le quedé mirando por varios minutos, como si realmente quisiera detener el tiempo en ese momento. Después de un rato dejé escapar un suspiro, sonreí y luego de una despedida con la mano me alejé hacia el bosque.