Reencuentro (privado abel)

El oscuro, funesto y lechoso cielo encumbraba encima de su cabeza. Por alguna razón que desconocía, las calles pueblerinas de ése día nefasto no podían estar más que desiertas. El aire desprendido de las altas casas se sentía extraño y silencioso, como si nadie viviese en ellas, como si estuvieran vacías por dentro, como las viejas casas de un viejo pueblo fantasma. Parecían vacías de gente pero llenas de incentivos vigilantes.
Zero suspiro derrotado había pasado mas de 3 semanas desde que se marcho de su molesto instituto, enfadado se recargo sobre una de las paredes y alzó la mirada al cielo en el mismo instante que un fuerte viento rugió, arrasando con el polvoriento camino, suspiro nuevamente, llevaba 4 días en ese extraño lugar y aun no lograba encontrar un lugar donde alojarse.

-tsk...esto comienza a fastidiarme- dijo con molestia dando media vuelta y comenzando a caminar por el estrecho callejón iniciando nuevamente su búsqueda.

Abel como tantas veces había hecho antes de que se diera cuenta incluso de lo que su propio corazón sentía, observaba nuevamente aquellos ojos lilas que serios, enmarcados por un rostro blanco, lo observaban desde la foto, tres semanas habían pasado ya desde que su última misión como parte de su antiguo trabajo había finalizado, sintiendo que en cualquier momento las órdenes lo llevarían nuevamente a ese lugar que, aunque con buenos recuerdos lo recordaba, había algunos otros que hasta hoy le hacían cerrar los ojos y mirar con un deje de tristeza, extrañaría a sus antiguos compañeros, y de eso no había duda, pero siempre para ganar algo debías de sacrificar alguna otra cosa, lástima que él tuvo que sacrificar su estilo de vida por otra donde esperaba, no volviera a ocurrir lo mismo.

A pesar de que los días pasaban, la vida en aquel lugar no era tan mala, ciertamente el general Giovanni era muy imponente y serio, cosa que le agradó pues un buen líder, es una persona que sabe cómo comandar a sus subordinados y aunque de forma algo extraña había logrado hacer ya un nuevo amigo, un lindo chico que parecía igual de pacifista que él en sus buenos tiempos, aunque, haber llegado sin revelar su verdadera naturaleza no fue lo correcto, tampoco quería que todos supieran que un vampiro formaba parte de las filas de sacerdotes que cazaban vampiros, sería una completa y total ironía.

Sus labios, se contorsionaron en una sonrisa, a la luz de la vela que permanecía en el buró y que iluminaba la fotografía que sostenía entre sus manos, sus ojos se cerraron, al menos fue lindo haberse sentido de una forma peculiarmente extraña los últimos meses, guardando la fotografía entre los bolcillos internos de su ropa, alzó las manos para dejar que su largo cabello plateado callera suelto por su espalda y cuello, una ráfaga de aire entró por la ventana la vela se apagó y de ella una pequeña columna de humo se levantó dejando sin iluminación el lugar más que la tenue luz que llegaba desde la calle, levantándose sin el menor interés de cerrar la ventana, se acercó a ella, la luna a esas horas ya iluminaba lo alto de los cielos, dejando ver lo lúgubre que una ciudad tan hermosa podía parecer y solo esperaba que aquella noche tan pacífica no se manchara con sangre de algún inocente por culpa de algún vampiro, ese día no se sentía con los ánimos suficientes como para ir a la ciudad y arreglar las cosas si es que la misión se la encomendaban a él, además de que, a que pacifista le agradaría ir a pelear??, a ninguno, supuso él, así que respirando profundamente aquel aire que se colaba hacia su habitación sonrió nuevamente, para después quedarse tenso en el marco de la ventana, mirando con grandes ojos la ciudad, sus cabellos se revolvían por su rostro jugueteando con el aire con aquel vientecillo que le había traído un olor familiar, un olor que jamás se imaginó volver a sentir; parándose en el marco de la ventana y asegurándose de que nadie más se daba cuenta de lo que hacía, saltó hacia afuera para después correr por entre los techos de algunas casas hacia la ciudad, debía de asegurarse de aquello que creía, ese olor simplemente no lo podía ignorar.

Mientras más corría el olor era más fuerte, su corazón latió exaltado por una emoción que no sabía cómo controlar, así como al mismo tiempo que latía le dolía de una forma que tampoco podía erradicar, bajó del techo de la casa, a esas horas muchos ciudadanos ya estaban dormidos, mientras que muchos otros todavía vivían a base del alcohol en las posadas, caminó lentamente, aunque gran parte de él le indicaba que era un error, que mejor regresara, su curiosidad era la que lo impulsaba a seguir adelante, sabiendo que se podría llevar una gran decepción, pero sus ojos se volvieron a abrir al pararse al inicio de aquel callejón, sintiendo que su corazón se empequeñecía y le dolía otra vez de una forma insoportable, con voz baja pronunció…

-Zero….- mientras sus ojos azules lo miraban desde una inusual cara entristecida, Abel dio un paso adelante, esperando la respuesta de aquel vampiro, aunque muy al fondo de su ser, ya presentía lo que aquella persona, le diría.

Zero se paro en seco al ver la persona frente a el, un individuo de plateada cabellera, larga y la llevaba sujeta a una coleta alta. Alto, más alto que él, traía anteojos redondos y bajo ellos unos hermosos ojos azules. Zero sintió como su corazón comenzaba a latir desenfrenada mente y una sombría aura lo rodeo al instante al ver a ese individuo.

-tu....-dijo con voz de ultratumba mirándolo amenazante y apuntándolo con el dedito acusador mientras aquella sombría aura que emanaba de su cuerpo aumentaba aun mas, a su mente solo vino una cosa "matar" e inmediatamente saco su bloody rose y comenzó a descargarla contra el sacerdote.

Abrio los ojos mientras que comenzaba a correr y emitiendo un pequeño grito cayó al suelo después de haberse tropezado con una piedra, logrando así escapar de las balas que Zero a enfadado emitía desde su pistola, de un movimiento rápido, llegó a su espalda y tomo su mano doblandola un poco para que la pistola cayera y no siguiera disparando.

-Zero... aqui hay personas inocentes que se asustarian por verte disparando a lo loco... tranquilizate por favor-dijo mientras después lo soltaba y lo miraba fijamente, -que haces aqui?- dijo aunque no muy seguro de querer saber la respuesta despues de todo, a lo mejor lo unico que quería zero era matarlo...

no se dio cuenta de en que momento abel había llegado hasta su espalda trato de forcejear pero le fue imposible y al final tubo que tirar su bloody rose y miro amenazante al sacerdote pero al fin se tranquilizo un poco, el no deseaba involucrar a inocentes solo que no se pudo controlar al ver al hombre.
-y usted que cree?-pregunto con seriedad sin apartar la mirada de aquel hombre-que demonios se supone que es esto!!!-grito ahora furioso sacando un libro de dios sabe donde y restregándolo en la cara de el sacerdote.

Sintiendo el libro golpear su cara alzó las manos quitándoselo para despues sonreír tontamente mientras pasaba las paginas, comenzó a reir de forma nerviosa para después levantar la mirada y mirar al peliplateado con esa típica sonrisa suya, aprovechando para acomodarse los lentes que se le habían ladeadeo.

-es... mi regalo de despedida Zero kun... no te gustó??- preguntó cerrando el libro mientras lo sostenía y volvia a ver a Zero de forma seria, mientras que estiraba las manos y se lo devolvía, de su ropa sacó su liga del cabello y se lo amarro de la parte baja, tantas emociones se le arremolinaron en la boca del estómago, no sabía que decirle, que le diría de todos modos???, ''hola Zero ahora si quieres quedarte a mi lado?'' por supuesto que no haría eso, no después de que le había quedado más que claro que él no quería estar a su lado, entonces, que hacía el peliplata ahí parado ante él?, suspirando lentamente fue que habló, -es una sorpresa verte... en este lugar- pues aunque era un lugar muy bello estaba rodeado por peligros y agentes del vaticano, además de que porque precisamente en ese lugar??, valla, planeaba una nueva vida, quizá la gente de su pasado no estaria en el olvido despues de todo.

-claro que no!!!-grito indignado-a quien podría gustarle “eso” de regalo-apuntando con el dedo acosador el libro…- guardo silencio al ver la expresión seria del cura, eran pocas las veces que lo había visto con esa expresión seria en su rostro, sintió como un fuerte dolor de culpabilidad golpeaba su pecho y bajo la mirada entristecido todo era culpa suya y de su maldito orgullo. Recordó lo feliz que se había sentido cuando Abel le propuso que se marchara con él y estaba dispuesto a aceptar pero una vez más su orgullo y deseo de venganza se habían interpuesto en su felicidad “no. A quien tratas de engañar? ” Se dijo mentalmente todo era culpa suya, no de su orgullo ni de su deseo de venganza todo eso era solo una excusa. Levanto el rostro al escuchar como Abel volvía a hablar.-si… me pareció un lugar interesante, además después de todo lo sucedido en Cross solo quería alejarme un poco…-dijo con expresión seria. “mentiroso” pensó, pero que podía decirle “vine porque deseaba verte, porque a pesar de eres una persona molesta e infantil que siempre me hace enfurecer eres el único que logra sacar lo mejor de mí y que hace que demuestre lo que realmente soy por mucho que lo odie y trate de fingir” claro que no, él no podría decir algo así. Suspiro y dirigió su mirada hacia abajo y rascando su nuca y vacilando un poco al hablar todo esto con una expresión de molestia-y usted…este lugar, le gusta?

Lo siguió mirando al vampiro seriamente volvió a fingir otra mas de sus sonrisas, mientras que se acomodaba los lentes, porque??, ahora que tenía o tenía planeado hacerse una nueva vida, porque aparecia Zero ahi??, porque cuando lo intentaba olvidar??, aceptar el rechazo era una cosa, aprender a vivir con ello otra, pero algo muy distinto era tratar de acerlo mientras la persona que amaba se empeñaba por no salir de su vista ni de su vida, eso era cruel, muy creuel por la parte de zero al no comprender que le hacia daño con solo aparecerse por ahí.

-Zero... más adelante hay un lugar para que puedas comer algo... te ves muy pálido.... además.... yo también tengo hambre- dijo mientras le daba la espalda y comenzaba a caminar, cerrándo los ojos instintivamente, no quería pedir su regreso a Ax.. cuando había renunciado para irse a ese lugar, pero como podría vivir tranquilo sabiendo que ahora Zero estaba ahí, por alguna razón, kami en verdad lo debía de odiar.

Asintió con un leve movimiento de cabeza mientras metía las manos a los bolsillos de su pantalón y comenzaba a caminar tras el peliplata, conocía lo suficientemente bien a Abel como para saber que esa era solo otra de sus sonrisas forzadas y nuevamente la culpabilidad golpeo dolorosamente sobre su pecho, aun así continuo caminando guardando silencio en todo momento y manteniendo su vista fija en la espalda del mayor. Comenzó a sentirse inquieto debido al silencio, le pareció extraño que el a pesar de ser una persona que gusta del silencio y la tranquilidad en ese preciso momento ese mismo silencio que tanto gustaba lo estaba sofocando. Deseaba terminar con ese silencio comenzar a platicar de cualquier cosa solo con tal de romperlo pero simplemente las palabras se rehusaban a salir de su boca. De igual forma le inquietaba el silencio de Abel del tiempo que tenia de conocerlo el siempre había sido una persona alegre que no sabía guardar silencio mas sin embargo en ese momento era completamente lo contrario con expresión seria y mirada triste. No pudo evitar sentirse mal, sabía que eso se debía a el. Pero no era su culpa haberse encontrado ahí, el también había llegado a cross fire porque deseaba rehacer su vida y olvidar el pasado. Jamás imagino que se encontraría con Abel en este lugar, tal vez había sido cosa del destino, sonrió con ironía, el que siempre creyó que el destino era algo inexistente creado por la imaginación humana y en ese momento pensaba seriamente que su encuentro con Abel se debía precisamente a eso que se rehusaba a creer.

Siguió caminando con la mirada fija hacia adelante, aunque con sus sentidos puestos en la persona que iba caminando hacia sus espaldas, como era posible?? acababa de llegar a su nuevo trabajo y boom! aparecia Zero, suspiró, quizá solo seria cuestion de tiempo para que se costumbrara a su presencia, despues de todo, alguien como él era lo suficientemente fuerte como para soportarlo..... o quiza no, bajó su mirada, como olvidarlo??, incluso aunque intentó hacerlo ese vampiro siempre estuvo en su mente, incluso ahora estaba en su mente, no podía, no podía olvidarlo así sin más como si nunca nada hubiera pasado, caminó solo unos cuantos metros más y abrió una puerta que parecia de una posada, dentro habpia gente comiendo, gente que voltearon a verlos en cuanto hubieron entrado, un alto peliplata con uniforme del cuartel habpia entrado junto con otro chico, eso era digno de verse... o tal ves no tanto.

-dos caldos de pollo por favor- pidió al tendero y se sentó en una de las mesas más alejadas mientras sonreía un poco tontamente pero con un deje serio, quizá para inspirar una confianza que en aquellos momentos no sentía, se sentó dando la espalda a todos, pues no querpia que nadie más pudiera notar en su rostro lo que sentía si es que se llegaba a reflejar algo -si quieres algo mas... solo dime- pronunció otra ves sonriendo mientras recargaba sus manos en la mesa y su mentón en esta, desviando la mirada hacia una parte de la pared.

Negó con la cabeza .
-con eso estaré bien, gracias…-dijo simplemente volteando solo un poco a ver a las personas dentro de la posada-tsk… como lo soporta??-pregunto molesto mandándoles una mirada acecina a todos los presentes. El jamás había soportado tener las miradas sobre el . Rasco su nuca observando todo a su alrededor, era un lugar bastante agradable a excepción de las miradas curiosas de los presentes, observo un poco mas, notando que dentro de la posada no solo se encontraban humanos sino también uno que otro vampiro, los cuales no apartaban su vista de ellos, después de todo no era muy normal ver a un vampiro y un sacerdote juntos. se tenso un poco , pasando su mano sobre su pecho donde tenía guardada su bloody rose, debía de ser mas cuidadoso y esperar cualquier movimiento de los presentes.