Aburrimiento. [Lesther] [+18]

Se sorprendió enormemente al verle reaccionar tan agresivo, a decir verdadno se lo esperaba. A pesar de no haber sido exagerado, el manotazo dejó su mano adormecida un par de segundos.

-L-lo siento... -se disculpó de inmediato, retirando su mano, sin saber muy bien qué hacer para enmendar su error.- Lamento mi imprudencia joven señor. -le acompañó con una sutil reverencia. De alguna manera aquello le hizo poner de nuevo los pies en la tierra. Mal que mal eran completos desconocidos.

-No lo volveré a hacer, lo prometo. -alzó la vista una vez más- Pero por favor, permitame compartir un poco más de tiempo con usted.

Después de todo, este tipo no era un cualquiera. No, claro, si insistía en seguir hablándole luego de haberle tratado de esa manera.
Suspiró levemente, e hizo un ademán con la mano.

-No importa, está bien... S-sólo... Tenlo en mente ¿Sí?

No se disculpó por su comportamiento, no tenía porqué hacerlo. Claro que no ¿Qué se creería Lesther, si llegaba a exigir una disculpa?

-¿Qué quieres hacer?

-Por supuesto, algo com eso no volverá a ocurrir. Puede confiar en mi. -dijo intentando no verse muy afectado por la situación. Eso sí, ahora tenía algo muy claro. No tendría la más mínima posibilidad de beber de él por las buenas. Y mucho menos lo haría por las malas, no quería matarlo.

-No sé, podemos ir a donde usted desee. ¿Hay algún lugar en particular que le interese? No importa si incluso no es en esta ciudad, puedo llevarle. -sonrió dulcemente, al menos si no podía cumplir su objetivo sí quería darle a aquel joven una noche diferente. y quitarle la expresión melancólica que traía al comienzo.- Después de todo, soy un mago.

-Ah... No importa, en serio.

Lo miró, dudoso. Sí, claro que tenía trucos bajo la manga, pero ¿y si le decía la puta Londres le llevaría?

-Eh... ¿Londres?

Fué lo único inimaginable que se le ocurrió.

Alzó una ceja. ¿Realmente lo estaba pidiendo? ¿Acaso lo estaba poniendo a prueba o le estaba tomando el pelo? Cualquiera fuera la opción se ocuparía de dejarlo boquiabierto.

- Bien, Londres entonces. Pero ya que no tuvo en mente nada más cercano va a tener que soportar algo por una fracción de segundos. Me haría el favor de cerrar los ojos y no abrirlos hasta que yo se lo diga? -Esta vez hablaba mas serio, casi al punto de sonar enojado, pero no lo estaba, si después de todo amaba los desafios.

Gracias a la velocidad y agilidad que tenía como vampiro el llegar a londres no era un problema, el problema era hacerlo pasar como un truco. ¿Sería una ilusión después de todo, no?

Sonrió e hizo una nueva reverencia, ofreciendole su mano. Era necesario que la tomara y cerrara los ojos para partir la travesía.

Lo miró, escéptico. ¿Realmente lo haría?
Y más aún... Tendría que darle su mano. Bajó la manga de su camisa, hasta que casi no se vieron sus dedos, y tomó su mano, de esa manera, no le tocó la piel.

-Lo lamento.

Dijo al mirarle. De seguro era incómodo.

Cerró los ojos, y comenzó a contar por diversión.

-Con su permiso...- susurró.- Por favor recuerde no abrir los ojos por nada del mundo.

En un movimiento rápido lo alzó y lo tomó en brazos. Sí, despues de todo no había otra forma de cargarlo hasta Londres a su misma velocidad. Fueron solo unos segundos, de inmediato le bajó como si jamás se hubiese acercado más de la cuenta.

-Ya puede abrir los ojos. -dijo mientras le dejaba en el suelo.

¿Real o Ficción? ¿Sabría el joven discernir?

Se sobresaltó al tener la leve, ínfima sensación de que le tocaba. ¿Había sido su imaginación?
Se sintió raro, pero por unos momentos.

-¿Eh?...

Abrió los ojos suavemente, no esperando ningún cambio, excepto la sonrisa llena de sorna de Lesther.

-¿AH?

Se quedó mirando, asustado y sorprendido, al verse al lado del mismísimo Parlamento.

Sonrió con discimulo al ver la expresión de sorpresa del joven. No había nada más grato que sorprender al espectador.

-¿Y bien? ¿Acaso no me creía capaz mi señor? Dije que podía confiar en mí, ¿no es así? -se le salió una risilla. Caminó un par de pasos por la calle en la que se encontraban.- ¿Eh? ¿Que sucede mi señor? -le hizo otra reverencia, le gustaba hacerlas. - ¿Acaso planea quedarse ahí de pie?

Por supuesto no era su intención desperdiciar la oportunidad de caminar, acompañarlo a beber y quizás quien sabe que más después de haberle sorprendido de esa forma.

Se acercó a la reja, y la tocó, completamente sorprendido. Era real, claro.

-¿Cómo lo hiciste?- Preguntó curioso, mirándole, olvidando la cortesía por un momento.
Tocó la reja, la bordeó con los dedos, la apretó como pudo, intentando desvanecer la ilusión.

Obviamente, no dió resultado.

-Eso es un secreto, un mago no puede contar sus trucos, verdad? Pero no tiene caso que se cuestione. Es mejor disfrutar. ¿No cree? -Su voz sonó misteriosa, sus gestos y todo en él pareció volverse más sobrenatural que de costumbre.

Tal vez era culpa de la sed.

-Ya que estamos aquí, ¿Porque no aprovechamos de pasear, mi señor? -indicó la larga calle inglesa.

-Sí, es justo. -Musitó.

Lo miró un poco sensual, pero sin quererlo. Se acomodó su larga chaqueta, violeta oscuro, y caminó junto a él.

-¿A dónde vamos, entonces? Hace frío acá fuera.

-Umh... desea beber o comer algo? Yo invito mi señor. -dijo mientras avanzaba por la calle hasta dar con la zona de tabernas.

A pesar de que él no podía beber, se le hacía tentadora la idea de que quizás, con un poco de suerte, tal vez el joven podría acabar ebrio. Le causaba una sana curiosidad el pensar en ello.

- De todas formas será mejor que busquemos un lugar donde estar pronto, parece que comenzará a nevar. -comentó observando el cielo. - Si quiere podemos ir a un hotel de lujo también. -se rió, pero lo decía enserio, no era un problema el dinero, sino la disposición de su acompañante.

-¿De lujo? Ojalá tener tanto dinero... -Susurró- Pero si en el lugar hay una chimenea, algo para calentarse, todo está bien.

Su estómago gruñó levemente.

-Y algo de comida... Pero no te preocupes, yo también puedo aportar con dinero. -se alzó de hombros.- ¿No te molesta que te tutee?

-Eh? No, no se le ocurra decir algo así. Dije que yo invitaría. El dinero y todo lo de esta noche... corre por mi cuenta mi señor. -sonrió sensual mientras caminaba. Estaba decidido, irían a un hotel. Quizas no el mas caro, pero si uno bueno. ¿cual era el problema, si después de todo solo era una ilusión?

-Ah? eh?...no! no me molesta. ahahah quizás le sea molesto mi trato hacia usted. No puedo evitar ser un tanto formal, pero no me molesta que me tutee, es más, me agrada. -dijo sinceramente.

Al cabo de poco rato estaban en la recepción de un hotel elegante.
Pidió una habitación, una pequeña ya que suponía no pasarían la noche ahí. Ordenó comida y vino para la habitación y luego de cancelar la suma correspondiente se dirigieron a esta.

Lo siguió en silencio, observándole fascinado. Había algo en él que era increíblemente atrayente. Y le había prácticamente coqueteado con la mirada...

-Woah, ¿vino? Me encanta.

Susurró, una vez llegado a la habitación.

-¿De verdad? -dijo quitandose el abrigo que, producto de la humedad en el aire estaba un poco frio y mojado. Se acercó hasta la chimenea para colgarlo y luego volvió hasta la cama que se encontraba al centro de la habitación, ahí tomó asiento y miró las cosas que habían traído.

-Adelante mi señor, sirvase a gusto. -indicó la comida. En cuanto a la bebida fue él quien tomó una copa y le sirvió. El se deleitaría mirando... por ahora.

-Oh sí... Es... Un gusto mal adquirido, diría yo. -Rió levemente. Era otra cosa más que le recordaba al bastardo de su padre.

También se sacó la chaqueta, y la colgó junto a la de Lesther, para luego recibirle la copa y beberla de a poco.

Se sentó a su lado.

- ¿Que tal está? -preguntó conservando la botella en sus manos, manteniendo la mirada fija en los ojos de su acompañante.

De alguna mística manera había logrado mucho más de lo que esperaba, la situación sin dudas era favorable para el vampiro, pero no deseaba apurarse, no deseaba saltarle encima de inmediato o algo por el estilo.

-Muchas gracias por aceptar mi invitación. Me hace feliz. -sonrió mientras le veía beber. Con el estomago vacío de seguro iba a terminar ebrio mas rápido de lo normal, por supuesto no le advertiría.

-Muy bueno... ¿No vas a tomar conmigo, eh?

Sonrió levemente. Estaba de mejor humor, claro.

Se bebió lo que restaba de la copa de un trago, y dejó la copa en la mesita. ¿Qué más daba si se ponía un poco ebrio?
No es que le fueran a matar.

Le sorprendió verle beber con tanta confianza. Por poco y se le escapa una risilla. Tenía que admitir que al parecer este era su día de suerte.

-Yo... beberé después. -no mentía, después de todo ese era su objetivo, aunque claro, no bebería vino. Aquello resultaba ser como arena, como veneno en su garganta. Aunque en su época humana le gustaba beber y embriagarse, no era algo que extrañara demaciado, después de todo la sangre era mil veces mejor.

-Pero no se preocupe, quiero que esta noche disfrute. -dijo mientras le llenaba de nuevo la copa.

Una copa siguió a la otra, y a la otra...
Antes de darse cuenta, ya casi se había despachado la botella entera solo, casi sin comer. Estaba visiblemente más alegre, casi nada amargado, y era capaz de conversar de manera muy amena con el pelirojo.

-¿Y de dónde eres, Les?

Le sonrojaba un poco la confianza que el chico había tomado luego de beber, pero claro, no le molestaba en lo más mínimo.

-De francia -respondió con confianza, dejando la botella vacía en la mesa junto a la comida. No ofrecería más ya que no era su intención hacerle perder la conciencia producto del alcohol. El estado en el que el pelinegro se encontraba ahora era ideal.

-Y usted? Me gustaría oír más sobre usted mi señor... me interesa. -dijo con la mirada sensual, parecía ya estarle devorando de una u otra manera.

Estaba despreocupado, con las tensiones más relajadas, sintiéndose en definitiva mejor. Oh, sí que era una maravilla beber.

-¿Honestamente? No lo sé bien, mis padres viajaban mucho, y ninguno se preocupó en decirme cuándo y dónde nací. No conozco mi cumpleaños, tampoco.

Se acercó levemente al mayor, tentando.

¿Porqué no pasarla bien?

-Oh.. ya veo... La verdad yo tampoco se cual es mi cumpleaños real. -rió divertido, permitiendole la repentina cercanía.

Alzó una mano, quería tocar al chico, pero enseguida recordó el suceso anterior y volvió a apoyar la mano sobre la cama, retractandose. En cambio dibujó una sonrisa en sus labios, estaba agradado.

-Tiene unos ojos muy bellos mi señor. -susurró como si aquello fuera algo confidencial. Sí, sin dudas le coqueteaba con descaro. La sed había aumentado, pero no tenía intenciones de ser brusco, aquello se ponía realmente interesante.