Conversación [Beleriand]

El sol aún se estaba ocultándose cuando Lesther dejó sus aposentos oscuros, más los pesados cortinajes seguían cerrados en toda la mansión. Ningún rayo de sol directo llegaba a esta, tan solo un tono anaranjado natural de los atardeceres de otoño.

Había enviado una carta para aquel lobo en la que le invitaba a su mansión. (Más bien a la de su maestro)
Sabía que estaba cometiendo una locura al entregarle la referencia del sitio donde vivía, podría ser atacado en cualquier momento. ¿Pero eso importaba realmente?

El lobo no había respondido, pero incluso así Lesther hizo los preparativos, incluida una cena rica en carnes y proteínas, por su parte también procuró beber y saciarse con aquel sirviente que procuraba mantener en orden el jardín. Pronto debía buscar un reemplazo, pero luego se ocuparía de ello.

Incluso había procurado vestirse bien para la ocación y tanto su imagen como su aroma parecía un perfecto disfraz de humano. Pero incluso en casa no descuidaba su maquillaje excentrico, más si podía prescindir del sombrero.

Caminaba en circulos desde hace unos minutos pensando en la mejor forma de plantearle su petición al licano cuando de pronto el sonido de la puerta le alertó de la llegada de su invitado.

Realmente no entendía la razón de la inesperada carta de invitación, en especial luego de nuestro último encuentro que no terminó realmente bien. Por un momento pensé en no asistir, me sentiría incómodo frente a esa tensa situación, además no era bueno para arreglar realmente las cosas, sólo habían existido dos soluciones para mí, atacar o huir del problema en sí.
Dejé escapar un pesado suspiro pues me encontraba de pie frente a la puerta de entrada. Me sorprendió ver que era una mansión, porque me habían contado de las siúticas y grandes mansiones en la que vivían los vampiros, pero jamás creí que serían realmente así. Demasiado cliché al igual que yo viviendo, como un lobo, en el bosque. Pensaré realmente en actualizarme y dejar de ser un libro abierto.

Luego de unos minutos de pensar y pensar me decidí a tocar la puerta por fin, aun así estaba confundido, no sabía la real razón de mi visita. Y temía un poco que fuera especialmente para "hablar" respecto a lo anterior...quizás debería irme ahora que aun tengo la oportunidad...

Se apresuró a abrir la puerta casi con emoción, al igual que a su maestro a él le encantaba recibir visitas y llenarlas de la "buena atencion" que se merecían. Si así se lo permitía el otro hasta estaba pensando en ofrecerle alojamiento por esa noche al lobo aquel.

Abrió la puerta con una sonrisa cálida, sin preocuparse de si al otro le venía en gracia o no.
En la mente del pelirojo el ultimo encuentro estaba completamente sellado, el era capaz de digerir esos asuntos más rápido que el promedio de los mortales e inmortales.

-Buenas noches mi señor. -Saludó con una reverencia típica de su índole. Se dejó ver con gracia y elegancia. Vestía una camisa negra con bastantes blondas y volados en las mangas, una chaqueta rojo italiano de fina tela, guantes blancos y zapatos negros al igual que su pantalón con fino listado.

-Le agradezco su presencia, por favor, adelante, siéntase como en casa. - Con un gesto le invitó a entrar para luego cerrar la puerta y guiarlo hasta la sala de estar. - ¿Se le ofrece algo? ¿Ha cenado? Si no es así lo invito a pasar al comedor, la cena está casi lista.

-Eh...-no pude articular palabra alguna, estaba demasiado incómodo y tenso para hablar. Normalmente no le doy mucha importancia a cosas como éstas...la verdad es que nunca me había importando en realidad ya que no solía tratar con otros seres, eso incluye seres de mi especie también. Era la primera vez que tenía una "relación" de este tipo, haber visto mas de dos veces a alguien era un logro para mí, por lo que en realidad no quería arruinarlo todo.

¿Estaba fingiendo? ¿O era que realmente no había sido nada para él? Ambas respuestas me molestaban, no sabía cual podría ser la razón de su actitud tan cordial y omisa a lo que había sucedido la última vez. Musité un Tsk, sin verle a los ojos realmente.

Me llamó un poco la atención su vestimenta tan excentrica y elegante, tal como las descripciones, y luego me ví a mi mismo, ropa desgastada y casi sin interés por mi apariencia física.

-¿Qué te traes, Lesther?- pregunté sin mas.

Aquella pregunta fue como un vaso de agua fría, quizás demasiado directo a lo que acostumbraba, quizás le había hecho sentir como un embustero.

- Nada mi señor, solo deseo tener una charla con usted bajo mi techo, deseo atenderle por mero capricho a ver si logro cambiar esa expresión tensa de su rostro. Mas solo es una invitación, es libre de abandonar este lugar cuando así lo desee. - Respondió serio, pero cordial. No le gustaba cuando le traían a tierra tan bruscamente.

Incluso con esa actitud de parte del lobo no fue capaz de ser más directo, no porque buscara convencerlo, simplemente por el temor de un rechazo mayor.

-Si no desea la cena ni ninguna de mis sinceras ofertas me limitaré a hablar del tema que me atañe. Si desea postergar la charla luego de relajarse un poco lo aceptaré, después de todo, por esta noche es usted mi único y especial invitado.

-Tsk...-me quejé mientras rascaba mi cabeza, o era yo demasiado duro para hablar, o Lesther demasiado delicado. Pero lo cierto era que esas dos diferencias (fuera solo uno, o ambos) me hacían sentir como que realmente era necesario contar con un poco mas de sutileza para tratar a mi compañero.

Suspiré pesadamente- Aceptaré la cena...-dije en voz baja, pero audible, bueno, de todas formas los vampiros tienen oidos sensibles de una u otra forma iba a escucharme. Me sentí intrigado por la charla pero prefería posponerla un poco...por lo menos hacerme la idea de que quizás tocaríamos un tema incómodo para mi, más que para él.

Caminé pasando de él, esperandole unos pasos más adelante para que me guiara hasta donde estaría todo preparado.

-De acuerdo. -Respondió el vampiro con la sonrisa de nuevo en sus labios, feliz por que el otro había accedido a su propuesta.

Lo guió hasta el gran comedor principal, ahí donde la mesa estaba puesta, mas no los platos servidos y es que no habían sirvientes en aquella mansión, exceptuando al jardinero que... bien, ahora simplemente no habían sirvientes.

- En un momento le traeré la cena. Es carne a punto medio, espero que le guste. - Se fue a la cocina y es que se había dado el tiempo de preparar esa cena él mismo. Al volver trajo eso junto con una botella de vino en caso de que el albino lo deseara.

-Hace tiempo que no cocino, tampoco puedo probar de esto para asegurar su sabor, pero estoy seguro de que es comestible, solía preparar comida desde que era un niño, pero ya de eso hace demasiado tiempo. Por favor, pruébelo. - Sirvió el plato del lobo y luego tomó asiento en la silla a su lado, habiendo traído consigo una copa de sangre,unicamente para acompañar.

Me sentía bastante raro rodeado de grandes paredes de concreto, situado en grandes y especiosos habitaciones...todas enormes pero aun así encerrada entre murallas, eran como jaulas con pequeños escapes a la realidad, por el que podía ver un jardín perfectamente diseñado, perfectamente cortado y distribuido. Todo planeado. No me gustaba aquella vista, diganme que soy un salvaje, una bestia. Soy un lobo y para mi todo debe ser como todo quiera crecer, en libertad y sobre los límites, no existen.

Le seguí por el corredor, hasta el comedor. Allí me senté a esperarlo, en silencio. Me intimidaba un poco el lugar pues jamás había entrado a un sitio así. Como sea, me quedé quieto hasta que el vampiro llegó, la carne se veia deliciosa. Le miré e hice una sutil reverencia con la cabeza para comenzar a comer. Estaba realmente buena, si no fuera porque sabía que era un vampiro y no podía comer otras cosas no le hubiera creido eso que no la probó.

-Está muy buena- dije luego del primer bocado.

-Me alegra- Sonrió sintiendo un orgullo especial y es que a pesar de los años aún recordaba como era cocinar comida para humanos. Recordó un momento los años en que aún era un crio y corría por aquellos pasillos mientras su maestro dormía. El hablaba con los sirvientes de aquella época y ellos le enseñaron a cocinar. Recordó también la vez en que descubrió que su maestro no podía probar bocado, si no estaba mal desde aquella vez fue que entendió que él no era humano.

- Coma a gusto, hay un poco más si lo desea. - Tomó la botella y le sirvió una copa de vino al albino- No sé tampoco si es de su agrado, pero debe acompañar la carne con algo.- Le dejó la copa y el bebió de la suya, la que contenía un liquido más espeso.

-Hace unos días conocí a otro de los suyos. - comentó tranquilamente mientras bebía.

Nunca había probado el vino, solo sabía de él por las tabernas, de vino y de otros licores tenía noción, más jamás los había tomado. Alcé la copa hasta el nivel de mi boca y le eché una olfateada. ¡Qué olor más fuerte! Paso. Era demasiado para mi fina nariz. Alejé el líquido de mi. Estaría bien solo con la sangre que podía degustar en cada trozo.

Iba a echarme otro pedazo a la boca cuando escuché el último comentario, lo dejé nuevamente en el plato y miré por fin en dirección al vampiro. ¿Otro de mi especie? ¿Cómo era posible? No pensé que existiera alguien más capaz de entablar relación con uno de su. Mil ideas estúpidas pasaron por mi cabeza. La peor fue su perdida de interés en mi, como lobo, por lo que había buscado a alguien más. Una estupidez...¿verdad?

-Ah...¿si?- respondí intentando no mostrar real interés.

- Así es. -Respondió mientras veía su reaccion de reojo, notando que esta no era una muy clara. ¿Acaso le incomodaría? De cualquier manera prefirió continuar el tema.

- Es un joven, se llama orfeo. Tiene una piel muy fina y el cabello azul. Bueno, supongo que aunque lo describa dudo que lo conozca, él no conoce a ninguno de los suyos.- Notó también que este había dejado de comer, asunto que por supuesto no le pareció bien.

-Por favor no se detenga, podemos seguir charlando durante su cena.- Daba pequeños sorbos a su copa, como un caballero que cuidaba no embriagarse, aunque claramente eso no era posible con la sangre.

-¿No le gustaría conocerlo?- Preguntó de manera sutil mientras clavaba sus orbes carmines en las del lobo albino. Tenía claro que aquel no estaba actuando normal, pero no entendía bien el por qué. Por ahora lo dejaría pasar, si tenía la oportunidad quizas lo preguntaría más tarde.

¿No conocía a ningún otro licántropo?...era muy similar a mi en ese aspecto, pese a haber tenido una familia anteriormente, ahora mismo era algo así como un lobo solitario. Mi cabello plateado era un mal presagio o algo así, realmente no le presté atención a las razones que me dieron cuando fui excluido del clan, de todos modos prefería vivir de esta forma.

Volví a la comida luego de escucharle, sería un desperdicio si se enfriaba, además él la había preparado para mi y debía agradecerle, comiendola. Aunque no duré mucho en ello. ¿Si quería conocerlo? Tal vez sería como cada una de mis relaciones con hombres lobo...rechazo. Pero no podía decirle que no al respecto a Lesther, parecía emocionado al respecto. Suspiré y pensé un momento.

-No lo sé...te lo ha pedido él?-pregunté volviendo a la comida.

- Solo le comenté respecto a usted y el pareció interesado, me comprometí a preguntarle al respecto y es eso lo que estoy haciendo, sin embargo no hay ninguna clase de deuda al respecto, solo le haré saber su respuesta. - Le respondió tranquilamente, no tenía ninguna clase de expectativa pues naturalmente sabía que Beleriand prefería vivir en la soledad.

-No se sienta comprometido, tomelo como un mero comentario.-

Le advirtió pues no tenía ganas de meterse en malos entendidos, mucho menos con el lobo aquel.

-Mh...-en realidad no me entusiasmaba de sobremanera la idea, pero al parecer aquel no había tenido contacto alguno con los de nuestra especie, quizás no sentíria rechazo por el color de mi piel y pelaje. Además, sí, debo admitirlo. Me molestaba que otro lobo rondara al rededor de Lesther, siempre he sido bastante celoso y sobreprotector con mis presas.

-Está bien...accederé a verlo.-Dije para continuar y terminar con mi comida, dejé los servicios sobre el plato y lo tomé- Dónde llevo esto?-pregunté poniendome de pie en dirección a ninguna parte en realidad, solo me moví hacia el lugar donde él había salido con la comida.

-De verdad?! -Exclamó con demasiado entuciasmo que no supo contener. Estaba en parte feliz, feliz por orfeo pero también por Beleriand, y de ser posible, feliz por ser capaz de ver a dos lobos reunirse, aunque solo fuera en primera instancia, luego, por supuesto, los dejaría solos para que pudieran charlar.

-Qué día le parece bien? Mas bien, qué noche, asi puedo conducirlo al lugar que acordaremos. - Dijo mientras el otro terminaba de comer y se vio interrumpido luego por su pregunta y por su repentina prisa.

-No se preocupe mi señor, yo me encargo de eso. -Con rapidez le quitó el plato y lo llevó a la cocina para volver a penas unos segundos después.

-¿Quiere tomar un baño? ¿Desea algo más? Incluso puede pasar la noche aquí si así lo desea, hay habitaciones suficientes y ya no hay sirvientes que puedan molestarle, incluso queda carne para mañana en su desayuno. - En definitiva no podía suprimir su emoción, lo sabía y le avergonzaba un poco. Menos aún podía controlar esa faceta servicial que tenía.

El plato voló de mis manos por lo que volví a mi asiento anterior. Suspiré, demasiadas preguntas de una sola vez, realmente estaba tan emocionado? Me preguntaba ¿Por qué? Supongo que luego de conocer al tipo en cuestión mi pregunta sería respondida. Solo volví a suspirar.

-Arreglalo tú-respondí al respecto del día donde nos conoceríamos- Sabes que no tengo una vida muy ocupada...que disponga él -Dije rascando mi cabeza, desviando la vista a otro lado, llamaba mi atención el hecho de que realmente en toda la mansión no existiera sirviente alguno, era un lugar muy grande para ser habitado por una sola persona, solitario.

-Mmm...quedarme suena tentador...realmente no existen más personas en este lugar? -sonreí de forma laciva- ¿Sabes que eso te pondría en serios problemas, verdad Lesther? -

Esta bien, yo me encargaré, le diré que será en dos noches más, creo que no tendrá problemas. De cualquier forma se lo confirmaré a penas sepa. – Le respondió ante el poco interés que mostró el albino, pero era mejor así, podía acomodar las cosas a su gusto.

-No, realmente no existe nadie más. –Respondió de una manera tal vez demasiado seria y es que lo siguiente dicho no le causó gracia alguna. Podía ser servicial pero por muy malacostumbrado que pudiera haber vuelto al otro no era la puta de nadie, en otra clase de problemas por supuesto, el albino no podría meterlo.

-Problemas? No sé de qué habla mi señor, cree que podría estar en problemas en mi propio territorio?- Su mirada fue intensa, como la de aquel lesther que no simpatizaba con el lobo.

-De cualquier forma no me ha respondido. ¿Desea tomar un baño?-

El silencio se hizo notar unos segundos en la gran mansión.

Tsk...-me heché hacia atrás de la silla, un tanto molesto. A él siquiera se le podía hablar con bromas, se lo tomaba demasiado en serio. Era obvio que no intentaría nada después de el mal rato dela última vez, a diferencia de él yo no olvidaba las cosas tan simplemente, y esa mirada suya me cabreaba aun más.

Me levanté de golpe.- No, no tomare un baño, y creo que tampoco quiero quedarme.-respondí de una vez.- Gracias por la comida y el recibimiento, esperaré por tu respuesta...tienes como encontrarme.- Le dije antes de dirigirme hacia la puerta de entrada.

El vampiro quedó desarmado con la respuesta del lobo, al parecer no había manera de que se comprendieran a menos que estuviesen teniendo sexo, y ni siquiera así parecía ser del todo cierto con el recuerdo de la ultima vez. ¿Es que acaso se repetía la historia de su vida humana, cuando no sabía tranzar las cosas de otra forma que no fuera en la cama? Cuando se acercaba a los vampiros de la unica forma que parecía efectiva, seduciendolos. Al parecer había vuelto a cometer el mismo error. Incluso si llegaba a cabrear lo suficiente al lobo como apra que este lo atacara, ya sería una historia conocida.

Su pecho se oprimió y dolió cuando le vio dirigirse a la puerta, al final sus esfuerzos para arreglar las cosas y resultarle agradable al albino parecieron inutiles. Volvía a quedar...

¿Solo...?

-C-como desee mi señor...- Su voz pareció quebrarse pero lo intentó discimular con la reverencia que le dedicó desde la mitad del pasillo que llevaba a la puerta- Muchas gracias... por acceder a mi propuesta. Le avisaré a penas tenga algo confirmado. -Se quedó asi pues no quería levantar el rostro. Se había dado cuenta de algo muy importante, se había apegado a aquel ser salvaje más de lo que debía, más de lo que entendía y más de lo que era devuelto.

¿Sería que tanto tiempo solo y sin la costumbre le habían vuelto tan dependiente?

Lo sabía, simplemente se quedaría allí parado sin hacer nada al respecto- Hah...-reí pesadamente cuando ya casi llegaba a la puerta, me detuve volteandome, sin poder esconder una sonrisa un poco triste, aun sabíendo que Lesther no la vería.- Siempre haces eso, verdad? Ni siquiera te molestas en detenerme -declaré, había pasado ya con anterioridad. Me molestaba- Creo que pensé que por lo menos era algo importante para tí. Me equivoqué. -Al parecer yo lo había malinterpretado todo y las ideas que llamé estúpidas fueron verdad. A él ya no le era interesante, eso fue, un objeto que fue interesante.

...Los vampiros eran detestables.

Alzó al vista sorprendido, con los ojos llorosos más no gustaba llorar. Derramar lágrimas de sangre era demasiado grotesco y tétrico como para dejarse ver, pero seguía siendo igual de inevitable como para un humano.

-N-no... - Avanzó rápido pero sentía que las piernas le temblaban un poco. ¿Estaba bien aferrarse a ese ser un poco más? incluso cuando ni siquiera temrinaban de comprenderse el uno al otro.

-No es eso... - Dijo a unos pasos de distancia, haciendo ademán de detenerle aunque fuera tomando sus ropas, pero tenía miedo, miedo del rechazo, de un empujón, de un manotazo aunque ni siquiera sintiera dolor por ello. - Por favor no me malinterprete... Solo no quiero molestarle mi señor, no quiero detenerle, usted... es... libre verdad? Tiene la libertad que yo no poseo, y también la fortaleza. -Un par de lagrimas se le escaparon, pero bajó el rostro de inmediato.

-Lamento crisparle los nervios... me doy cuenta de ello y quisiera poder hacer algo al respecto, por eso hoy quería servirle... pero... quería también demostrarle que podía servirle mas allá de la cama... No solo la cena, el encuentro con el joven Orfeo, pienso que también es importante para usted pero no me detuve a pensar que mis "buenas acciones" no son del todo comprendidas, pudiendo llegar a ser indeseables y puede que no sean más que un pretexto egoista de mi parte...

Retrocedió unos pasos y mantuvo la cabeza abajo.

-Tan solo quería disculparme. Y... agradecerle. Lamento el mal rato y lamento también no poder retenerle... No sé hacer nada más que simplemente esto. -Su cuerpo entero temblaba, era su culpa por buscar en un lobo algo diferente. Era su culpa por ser tan malditamente sensible al discreto encanto de la pasión, esperando que de ella pudiera nacer algo más profundo.

-Sientáse libre de creerme o no, siéntase libre de hacer lo que guste.-

Ya me encontraba en el marco de la puerta, cuando sentí sus rápidos y ligeros pasos en dirección hacia mi. Me volví hacia él justo en el momento en que se encontraba con su pequeña mano que temblaba intentando alcanzarme, sin hacerlo realmente. Le miré sin real sentimiento, era una forma de esconder lo dolido que me sentía al haber confiando tanto en alguien que podría traicionarme. Sus ojos se encontraban rojos, me sorprendió. No sabía que sus lágrimas también eran de sangre.

Hablaba de libertad y fortalezas, más supongo que solo es la fachada que logro demostrar, me acostumbré a la soledad porque no me dejaron de otra, y así formé una especie de libertad sin reglas ni obligaciones, más no es lo que quice. Debí adoptar un caractar fuerte porque no sobreviviría si no era de otra manera. Moriría. Nada era exactamente lo que yo quería, incluso esto.

Caminé lo que él retrocedió y unos cuantos pasos más, para poder quedar frente a frente con Lesther.- Yo no entiendo de otra forma para demostrar interés y afecto. Nunca debí demostrarlo antes y solo actuo por impulsos, pero jamás te he visto solo como alguien con quien tener sexo, eres más que eso.-le dije con voz grave, sin permirtirle levantar la cabeza pues lo tenía sujeto desde la barbilla.

Avancé más, solo con mi cabeza, hasta el punto de rozar con mis labios uno de sus ojos, bajé un poco y lamí la sangre que brotaba como lágrimas.

Sus ojos se abrieron a la sorpresa soltando aún más lágrimas porque sinceramente no sabía si creer o no en las palabras del albino. ¿No solo le veía como un compañero de cama? ¿Algo más que eso? ¿Hacía cuanto tiempo que alguien no le dedicaba palabras como esas?

No alcanzó a reaccionar cuando le vió avanzar y notó que le retenía de la barbilla. Sus mejillas se sonrojaron levemente, mezclandose con sus lágrimas carmines, todo ello le daba un aspecto extraño, pero bastante vulnerable. Sentía verguenza y esta aumentó cuando el lobo hizo el ultimo gesto. Sentía se lengua tibia limpiando sus mejillas y solo entonces recordó que estaba llorando.

-Realmente... muchas gracias... mi señor. - Respondió suavemente antes de decidirse y aferrarse a él, a sus ropas, buscando darle aunque fuera un beso fugaz. Lo entendía, entendía que el lobo actuara por instinto, el también había sido igual, pero su historia había dado un giro en el momento que se le dio la vida eterna y no solía mirar hacia atrás.

Comprendió entonces que todo aquello que le molestaba de Beleriand no eran sino cosas que odiaba de si mismo y que intentaba ocultar a los demás.

No sabía si estaría bien lo que hice, como siempre solo respondí al impulso que se vino a mi mente. No me gustó ver a Lesther en ese estado y más aun, no me gustó que fuera por culpa mía...o ¿tal vez si? Quizás un poco de ambas dado que sus lágrimas eran resultado de que yo...quizás podría ser importante a sus ojos.

Lo rodee con los brazos. ¿Era idea mía o parecía más pequeño que antes? ¿O era el reflejo de lo vulnerable que se sentía? Permanecimos así unos segundos, hasta que lo alejé con cuidado de mi, para limpiar sus ojos nuevamente, esta vez con las mangas de mi camisa, sino le quedarían marcas en la cara.

-Ah...te he corrido un poco el maquillaje...-dije volteandome hacia otro lado, recordé fugazmente que no le gustaba que viera aquellas marcas en sus mejillas. Terminé de alejarme, manteniendo esa distancia normal entre nosotros. Ni lejos ni cerca.

Se sentía bien el calor del cuerpo del albino, se sentía realmente confortable como hacía años no sentía.

-A-ah.. -se volteó rápidamente casi por acto reflejo apra cubrir su rostro. Definitivamente debía hacerse con un maquillaje que no se corriera tan fácil, era molesto, pero mno había otra forma de discimular esas marcas.

-umh.. ha manchado su camisa.. venga, por favor. -Dijo tomandolo de una de las manos y avanzando de vuelta hacia el interior de la mansión, subiendo las escaleras pero manteniendose siempre delante del albino para que este no pudiera ver su rostro.

Caminaron por los pasillos adornados con hermosos cuadros, con adornos venencianos y con la roja alfombra que su maestro había conseguido en la india, la mansión valía miles de millones tanto por fuera como por las cosas en su interior.

Entró a una habitación cercana al baño, era la suya, y sacó de un cajón una camisa, luego se retiró al baño, sin darle la cara al albino para volver a los pocos segundos con el rostro lavado y el maquillaje arreglado.

-¿Entonces... podría quedarse por esta noche, mi señor?-