Al fin libre recorriendo las afueras de la ciudad. (Libre)

Una vez más se había aventurado a las afueras de la ciudad, se podía decir que aquel pelirojo rayaba en lo estupido, sabía perfectamente que salir de la ciudad era practicamente entregarse a los lobos pero era necesario para buscar a su maestro, para obtener la mas pequeña noticia de quien fuera, para quizás, siendo un poco más esperanzado... Verlo regresar.

A pesar de todo no era idiota, procuraba esconderse en los altor arboles mas que andar por los senderos, y desde ahí observaba.

Sentado estaba en una rama cuando le vio aparecer en aquel (a su juicio) místico lugar.

Era un Lobo, podía decirlo por el aroma que captaba, incluso por ese cuerpo bien formado que suelen tener, a diferencia de ellos los vampiros llegaban a parecer casi afeminados.

Sí, y qué deleite había sido poder observar su torso, una piel pulcra. Tan diferente a la suya!

Envidia sintió, pero no se dejó llevar, no era un ser conflictivo, por el contrario, solo sentía curiosidad. Por ello es que procuró ocultar su presencia lo más posible. Por supuesto hasta que el lobo se lanzó al piso y casi por casualidad sus ojos dieron con el arbol donde él montaba guardia manteniendo la espalda apoyada en el imponente tronco a unos 12 metros del suelo.

El llamado le hizo saltar levemente, mas logró disimularlo sin problemas. Sus ojos se posaban fijos en los de aquel muchacho, inseguro de si su actitud era agresiva o un poco mas benevolente. De cualquier forma el llamado no fue sutil, por lo que optó por quedarse en el lugar, aun a altura.

-Si? Sucede algo mi señor?- Contestó el pelirojo con una tranquilidad evidente, pero siendo tremendamente respetuoso.

De un momento a otro su silueta desapareció del lugar, o al menos eso hacía parecer los rápidos movimientos vampíricos de su cuerpo. Apareció de pie en una rama un poco mas cercana desde la cual hizo una leve reverencia, inclinando un poco el torso.

-Lamento si le he interrumpido o incomodado mi señor, no era esa mi intención, solo estoy esperando a alguien, espero no le moleste mi presencia, no busco ninguna clase de conflicto - Prefirió aclarar.

- Oh, por favor, llámeme lesther, creo que es un poco rudo tratarnos de "humano" "lobo" o "vampiro".- Le pidió con una sonrisa ligera.

Siendo un poco más arriesgado decidió bajar del árbol, después de todo siempre podía volver a subir en una fracción de segundos, aunque parecería más bien un gato que un vampiro.

Caminó lentamente hasta llegar a solo unos pasos del muchacho. La luz de la luna le permitía apreciar mejor su rostro y vaya que hermosos ojos tenía aquel lobo. Siempre que se topaba con uno se emocionaba, pues asi como en los humanos, lograba encontrar una belleza única.

-Tal vez lo sea...- Soltó un suspiro luego de una fugaz mirada al horizonte.- Pero esto es lo único que puedo hacer... -Respondió pero parecio que se lo decía más a si mismo que al licántropo aquel.

-Bueno, al menos me he topado con usted y no con alguien que me saltara encima sin siquiera permitirme el presentarme. ¿Podría conocer su nombre, mi señor?-

-Es verdad, después de todo verlo a usted es ver claramente el reflejo de la Luna. - Respondió tranquilamente, aquella piel pulcra, aquellos ojos intensos, todo le resultaba inesperadamente cautivante. Sin embargo optó por dejar de mirarle de aquella manera y comenzó a caminar por los alrrededores, no había problema pues incluso si hablaban en baja voz ambos serían capaces de escuchar al otro por sus habilidades sobrenaturales.

- Me gustaría que todos los suyos pensaran de esa manera, sin embargo ya me he topado con algunos lycanos y me ha parecido que hay un odio sin fundamento hacia cualquiera que no sea de su especie, en especial contra los de la mia. Sin dudarlo me han saltado encima.-Conversó mientras admiraba el paisaje y agradecía que en algunos varios metros no hubiera presencia de otro lobo, mas bien de ningún otro ser fuera de los animalillos del bosque cercano.

-Me alegra que eso no sea igual en todos, joven Orfeo. Por cierto, su nombre es bello y creo que le define muy bien. -sonrió de forma suave, con un aire de inocencia.- Usted vive en las cercanías o viene de alguna otra ciudad? Perdone si parezco demasiado curioso, no es algo que pueda evitar.

Spoiler:

Sonrió de una manera especial, el era bueno hablando pero era mejor cuando alguien le incitaba a hacerlo y las preguntas que le hacía al lobo sí, le interesaban, siempre era interesarte saber más de un recién conocido. Pero más interesante aún eran las preguntas que formulaba al otro.

Un cosquilleo le recorrió la espalda al recordar cierto encuentro con un lobo hace no muchas noches atrás.

-Bueno, no es que haya conocido a muchos. -se puso el dedo indice de la mano derecha sobre los finos labios como si estuviera contando un secreto, pero a la vez estaba indicando el número uno.

- Solo uno, tan solo uno como usted he tenido el agrado de conocer. -Y entonces decidió que era un buen momento para tomar asiento esta vez en el suelo. Lo hizo con cuidado, con la delicadeza de la que siempre eran cautivos sus movimientos. Desde su lugar miró al joven, invitandolo a tomar asiento a su lado con a penas una pícara sonrisa.

-Bien, no se si le pueda servir de mucho, pero le hablaré de él si gusta. - Se corrió suavemente el flequillo hacia un lado antes de proseguir con sus palabras.

-Lo conocí hace un poco más de un mes, tal vez. Me llamó la atención su cabello blanco y sus ojos carmines, tal como los mios. Un lobo albino. Su nombre es Beleriand. -El nombre resbaló de sus labios con cierta sensualidad.

-Es un chico que odia a los vampiros, tiene un orgullo de lobo muy grande y carga con el conflicto que desde siempre nuestras razas han tenido. Es por esa razón que me atacó deliberadamente el día que nos conocimos. - Hizo una pausa para poder inspirar el aire fresco de la noche, no era que respirar fuera necesario para los suyos, estaban muertos después de todo, pero el reflejo de hacerlo era inevitable y tentador, a pesar de que todo se percibiera de manera distinta a como lo haría un humano.

Sonrió suavemente luego de oír al otro dar las gracias, era bastante agradable y es que no eran palabras que solía escuchar de nadie realmente.

-No es necesario que agradezca mi señor. Es más, si él accede podría presentarselo alguna vez. Si tengo éxito volveré a buscarlo en este bosque, al menos dentro de una semana. ¿Le parece? y no, la verdad no busco nada a cambio de esto, es más, diría que es por intereses propios. Me encantaría ver un encuentro entre los suyos y es que nunca he podido compartir algo como eso. De cualquier manera, solo lo haré si usted está de acuerdo. -Se explicó mientras se ponía de pie y con cuidado limpiaba sus ropas, el descanzo había sido breve, pero suficiente. Sentía la inquietud natural en el cuerpo del otro, permanecer durante las proximas horas y noches cerca a él iba a ser peligroso. Era prudente abandonar el bosque al menos por un par de días.

-No, creo que es suficiente por esta noche. Supongo que él no regresará hoy tampoco. -susurró y su mirada por un momento pareció realmente aflijida. Ese corazón de niño aún estaba ilusionado con ver volver a su maestro. Pobre infeliz.

-Muchas gracias por su compañía mi señor. -Repitió la reverencia.

-No, solo es un capricho mio el querer juntarlos, sin embargo solo actuaré de mediador, mi señor. No quiero ser un estorbo.- Declaró el pelirojo mientras cerraba un momento los ojos y escuchaba el resto de palabras de orfeo.

¿Apreciarlo?
¿Beleriand hacía algo como eso?
Realmente no estaba seguro y es que la relación entre ambos no era una muy definida.

Se le escapó un suspiro de los labios y lugo asintió ante la ultima afirmación hecha por el lobo.

-Sí, lo sé. Ya es hora de volver a casa. Esta no es nuestra noche. De cualquier manera, le avisaré el lugar y hora del encuentro, podrá encontrar el mensaje en el mismo arbol en el que me conoció. Buenas noches. -Hizo un ultimo gesto con la cabeza a modo de despedida y desapareció de la escena, o mas bien ultilizó su velocidad para refugiarse. No podía confiarse, pues la luna era traicionera.